“Mudocracia” en Cuenca

Leonard Durán

El ingenioso caricaturista del desaparecido diario Hoy, Asdrúbal de la Torre, cuando en Nicaragua ganó la presidencia doña Violeta de Chamorro (1990-1997) la dibujó puesta la banda presidencial con la leyenda. “Y ahora qué hago”.

Resulta que a veces los dados a políticos, los aprendices de la política, los politiqueros, se ganan la lotería accediendo a un cargo de representación popular “sin querer queriendo”.

Y cuando eso sucede, vale la ingeniosa frase de don Asdrúbal: “Y ahora qué hago”. Nos está pasando, ¿o no?

El marasmo político, “la calma chicha”, el “qué chucha” como dijo el entonces candidato, don Guillermo Lasso, invaden el país de cara a las elecciones de 2023.

Cuenca no es la excepción. En la mal llamada por exceso de halago “ciudad inteligente para votar” la actividad política es cero. Por ahí algunas escaramuzas verbales, que se revientan cual espuma de jabón, como sucede con lo que se comenta o se grafica en redes sociales, cuyo “impacto”, al ser vaciadas de contenido, duran lo que dura el canguil al reventar.

La ciudad vive el reino de la movimientocracia. Basta un “buen amigo”, un “careconocido” o un “care…verdelejos”, “un guapo alto y cejudo”, uno “que le haga al Tik toK”, al “Feice”, “un hablador de barrio”, un “chaplín”, mejor si tiene un masterado, un “peachi”, una pasantía, aunque sea donde no pasa nada, y listo el movimiento.

Y por eso la cantidad de candidatos. Ocho, diez, doce, quince. Y gana el menos pensado, que luego se “infla”.

Mientras, como si la ciudad no existiera; como si la falta de liderazgo no pesara; como si hacer política, tal como es, fuera un pecadillo; como si la ciudad no tuviera problemas de fondo sobre los que discutir, criticar, proponer, mover voluntades; como si todo estuviera bien…

Resurgen asuntos turbios sobre el tranvía, mudos; se discute el Plan de Ordenamiento Territorial, mudos; en materia de transporte la ciudad está aislada, mudos; denuncian que pocos contratistas, marido y mujer incluso, siempre son “suerteados” para hacerse de los contratos, mudos; se anuncian obras y nunca se hacen, mudos; se polariza la oposición a grandes proyectos, mudos; ante denuncias de los pocos “quijotes” periodistas de la vieja guardia, mudos.

Ah, pero ya saldrán de candidatos. Unos ya andan con asesores españoles. Será de oírlos. Tendrán soluciones para todo. Hay que pasarles por el “mudómetro”. (O)