Adaptación

En importante porcentaje los seres humanos realizamos cambios que inciden en las pautas de conducta del ordenamiento social. El entorno natural, en su amplia dimensión, también cambia y a lo largo de la historia aparecen enfermedades que atentan contra uno el mayor “tesoro” que tenemos: la salud. En lugar de esperar pasivamente los daños, se han realizado investigaciones para combatirlos o eliminarlos como ha ocurrido con una serie de enfermedades. Además de medicamentos, ha sido necesaria modificaciones en hábitos frente a estos infortunios. Ha habido que añadir a la vida cotidiana modificaciones para hacer frente a las condiciones negativas de estos infortunios colectivos.

Desde hace dos años, el mundo ha recibido la visita nada deseada de un nuevo virus desconocido que se ha convertido en pandemia. Con exceso de optimismo se ha creído que se lo derrotaría en corto tiempo con éxitos que resultaron transitorios ya que retorna con variaciones internas. Ante esta incertidumbre consideramos que las colectividades deben adaptarse a hacer la vida contando con este enemigo invisible. Los efectos económicos de los cambios transitorios han sido muy agudos no solo para las grandes empresas sino para ciudadanos comunes de economía limitada que son los que llevan la peor parte. De la noche a la mañana no se puede transformar el orden social que requieen plazos largos.

Medidas como las reclusiones obligadas y suspensión total de actividades colectivas no pueden ser permanentes. Creemos que es necesario que, de alguna manera, debemos adaptarnos a vivir con esta enfermedad adoptando medidas para mitigar sus efectos. La vacunación es un medio positivo y debe masificarse como ha ocurrido en otros casos, pero ni de lejos es infalible. Hay que buscar mecanismos para mantener el ordenamiento tradicional mediante sistemas que, más allá de los medicamentos, limiten las posibilidades de contacto dentro de lo que denominamos normalidad cuyo retorno se anhela.