«Colombia se merece la paz», bandera del exdefensor del pueblo para el Senado

Carlos Alfonso Negret Mosquera, que como defensor del pueblo recorrió Colombia a lomo de mula abogando por los derechos humanos, quiere llegar al Senado para defender las conquistas del acuerdo con las FARC porque está convencido de que el país «se merece la paz».

Negret es una de las cabezas visibles de la lista del Nuevo Liberalismo, partido fundado en los años 80 por Luis Carlos Galán, asesinado en 1989 por el narcotráfico, y al que en agosto pasado se le restituyó la personería jurídica.

«Creo que la idea es hacer algo diferente y por eso acepté estar en el Nuevo Liberalismo, por lo que significó que asesinaran un sueño», asegura Negret.

Aunque está comenzando a dar pasos en la política, Negret conoce como pocos el país y sus necesidades y por eso aspira a ser elegido senador el próximo 13 de marzo, día en que también se escogerá a los miembros de la Cámara de Representantes.

LA PAZ, SU PRINCIPAL PREOCUPACIÓN

Su plataforma política se basa en seguir avanzando en la implementación del acuerdo con las FARC y en abrir nuevos espacios de diálogo con las disidencias y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), siempre que dejen el narcotráfico, el secuestro y la minería ilegal.

«Colombia se merece la paz y no la guerra. Los que conocemos el campo sabemos que los campesinos, los afro y los industriales del campo requieren la paz para no ser sujetos de secuestro y extorsiones», afirma.

Este abogado de 59 años, que como en sus cuatro años como defensor del Pueblo (2016-2020) llegó hasta los lugares más remotos del país, asegura que la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC «fue un hito» porque era «una guerrilla de 50 años y el ELN se nos está envejeciendo con 60 años».

Por su experiencia sabe de los riesgos de negociar con el ELN pero considera que lo fundamental es la gente.

«Claro, es arriesgado, pero en la mesa de negociación le tenemos que decir al ELN que nos diga, quiénes son los narcotraficantes, qué sectores de la sociedad están con el narcotráfico», apostilla.

Sin titubear, Negret sostiene que se debe buscar una «nueva ley de sometimiento» a la justicia para otros grupos ilegales como las disidencias de las FARC y la banda criminal del Clan del Golfo y que su planteamiento se basa en el conocimiento que tiene del país, de las zonas alejadas de los grandes centros urbanos en donde compartió con los campesinos.

«Sé con el miedo con el que duermen las familias», asegura y explica que sin un proceso de paz «no hay ninguna manera» de tener tranquilidad en regiones golpeadas por la violencia, como el Pacífico, el Bajo Cauca antioqueño, el sur de Córdoba, el triángulo formado por los departamentos del Caquetá, Guaviare y Meta, Arauca o el Catatumbo.

HABILIDAD DIPLOMÁTICA CON VENEZUELA

Negret, que se pagó sus estudios universitarios trabajando en diferentes oficios, considera que otro punto que debe atender Colombia es el de las relaciones diplomáticas con Venezuela.

«Sabemos que del otro lado hay un presidente autoritario, casi dictador, pero nosotros tenemos que tener (con Venezuela) habilidad diplomática, como la tuvo el gobierno francés, como la tuvo el gobierno alemán, como la tuvo el gobierno americano, para ir y buscar a Vladímir Putin para que no invadiera Ucrania», dice.

Añade que Colombia debe tener habilidad para sentarse a hablar con Venezuela como cuando él lo hizo para establecer corredores humanitarios y evitar que la gente de la frontera sea presa de la delincuencia.

Y va más allá: «Creo que debemos trabajar de la mano con el gobierno venezolano en lo que tiene que ver con un acuerdo humanitario para Norte de Santander y Arauca», este último departamento muy golpeado últimamente por la guerra entre las disidencias de las FARC y el ELN por el control del narcotráfico y otras rentas ilegales.

OTRAS BANDERAS

Si llega al Senado, Negret tiene claro cuáles serán sus posiciones en asuntos espinosos como el aborto y la eutanasia: «sí a los dos», dice sin ambages, aunque aclara que la muerte asistida debe ser para enfermedades catastróficas y que médicamente no tengan cura.

Y otra de sus banderas será la de avanzar en la protección de las mujeres víctimas de violencia sexual, un problema que vio de cerca en sus visitas a los caseríos colombianos en sus años como defensor del Pueblo. EFE