“Palabra de gallero”

Leonard Durán

De verdad: no vale ser medias tintas. Me lo enseñaron en la escuela y, por su puesto, el largo ejercicio del oficio.

A don Pedro lo entrevisté en su espaciosa casa a poco de ganar la Alcaldía. Fue la primera vez que le conocí en carne y hueso. No lo he vuelto a ver.

Él proviene de una familia de galleros. Conocí y traté a varios de ellos, no aquí, sino allá. Por sus ancestros, hasta somos paisanos. De alguna manera a él también le gustan los gallos.

Entonces, ante una repregunta me insinuó, con esa sonrisa de oreja a oreja que tiene, sobre el hondo significado de tener “palabra de gallero”.

– “Voy 500 al Shiro”, dice un gallero, mostrando los billetes.

– “Ido”, le responde otro.

– “Doy 100 a 50”, desafía otro.

– “Vamos”, le contesta otro.

Al final de la pelea, el que pierde debe pagar. Cumplir la palabra, la “palabra de gallero”.

¿Lo recuerda don Pedro?

Ahora que se le ha ocurrido renovar la imagen institucional, o sea la suya -pues “dejémonos de vainas”-, le ha caído encima medio mundo. Ya sabe usted de lo que es capaz la “chismografía digital”. No se le escapa una.

Y como todo gallo canta claro, está clarito que usted ha dicho que no usará su nombre para promocionarse junto a posibles obras, peor que acudirá a una marca personal para pasar a la posteridad, y que el logo del Municipio será el escudo de Cuenca.

¿Y la palabra de gallero? ¡Hombre!

Me dirá que “gallo que no canta, algo tiene en la garganta”; y por eso sale a decir que tan malhadado cambio de imagen no le ha costado un centavo a los cuencanos. En una gallera pueda que haya algún zopenco, pero no en Cuenca como para que le crean eso.

¡Déjese de cosas don Pedro! Y peor decir que el escudo de la ciudad no ha sido tocado. Si es fácil advertir cuando a un gallo le calzan espuelas con trampa, ni se diga la “tuneada” hecha a ese símbolo. Y para el colmo, usted se pone la casaca equivocada. ¡Ay míster Peterpala! Bien le dicen “que no pega una”.

Serénese. No haga caso a lambones. Haga las obras que ofreció; si no hay plata, dígaselo a la gente. Comunique bien, y para esto no requiere de dinero ni de decenas de “especialistas”. Cumpla; cumpla practicando la “palabra de gallero”. Muestre liderazgo, personalidad. Ah, y ya no siga ofreciendo más. No sea cosa que muera como el gallo con la herida “buche e sangre”.

A propósito, don Pedro. Le voy 1.000 a 500 que usted sí se lanza para la reelección. ¿Me toma la palabra? (O)