Es hora de entenderse

La capacidad de entenderse, de superar diferencias, miedos, prejuicios y hasta posibles resentimientos sociales, son factibles entre los seres humanos.

El diálogo sin trabas ni trampas, el renunciamiento, el raciocinio, el ponerse en el lado del otro, incluso hasta el renunciamiento cuando de por medio están los intereses colectivos, abonan para entenderse.

Si los intentos y esfuerzos por conseguirlo no funcionan, simplemente sobreviene el caos, la amenaza, el contrapunto, la destrucción y, como corolario, la violencia.

La provincia del Azuay, su capital en particular, viven, desde hace tiempos, una encrucijada, terrible por decir lo menos, impropia de asimilarla a estas alturas del siglo XXI.

Los sucesos ocurridos a raíz del deslizamiento de un cerro en el kilómetro 49 de la vía Cuenca-Molleturo-El Empalme, traslucen, de alguna manera, ese panorama.

No se trata de un mero derrumbe. Ocasionó el asilamiento de varias comunidades de Molleturo con los consiguientes perjuicios económicos y de movilidad. Eso nadie lo niega.

Pese a la tardanza por varias causas, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas contrató una empresa constructora para estabilizar el cerro, intervenido antes, de manera inconsulta, antitécnica, por un sector de comuneros de la parroquia.

Ahora, nada justifica, excepto intereses oscuros, la retención de maquinaria de la empresa, seguramente para impedir los trabajos.

Elecaustro no puede construir el proyecto hidroeléctrico Soldados-Yununcay. Se oponen grupos de personas. Han llegado a la belicosidad, cerrando vías de acceso al lugar donde se emplazará la obra.

En ambos casos, de nada han valido el diálogo, las explicaciones, los argumentos técnicos, ambientales, económicos y sociales; y haber receptado los de los opositores para encontrar un punto de entendimiento

Pedir la intervención de la fuerza pública para iniciar los trabajos en las dos obras sería el colmo. ¿Cómo nos verían fuera? A lo mejor como enemigos de sí mismos, prototipos del subdesarrollo mental; en suma, intratables, caprichosos, inentendibles.