Carnavalasso

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

            A la voz del carnaval todo el mundo se levanta, todo el mundo se levanta, Rusia, Estados Unidos y también la Asamblea Nacional.

            A vísperas de carnaval todo queda armado para que cualquier hecho, acontecimiento, golpe de Estado o ruptura pueda suceder. A nivel mundial, una guerra inhumana y desatinada con los tiempos y realidades. Cruel con la humanidad y la desesperación de los pueblos.

Pero veamos al país. Está todo listo para un carnavalasso. Sí. La Asamblea Nacional de mayoría correísta viene intentado remover a la actual presidenta de este Poder del Estado. Sus intentos son desproporcionados y repetidos. Hace pocos días ya destituyeron a la Superintendente de Bancos y Seguros en una lógica de mayoría de coletazo, el todo por el todo y ruptura. Ahora, con artimañas, proponen la revisión de la conformación del Consejo de Administración Legislativa y la posible destitución de su presidenta. Es decir, desestabilizar y que vuelva el poder a manos de los que se feriaron el país.

            Entonces, el Presidente de la República se encuentra ante un Legislativo que desde hace rato no es suyo. No tiene mayoría en este Poder y ni existe en su interior un mínimo de coherencia por el Ecuador. Así, luego del desorden de los últimos días en el Consejo de la Judicatura y Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, ha llegado el turno a la Asamblea Nacional. Los incitadores: los mismos de octubre de 2019.  

Hay muy pocas opciones para que Guillermo Lasso pueda reorganizar su gestión.  Intentar la muerte cruzada podría ser su propio carnavalasso, no le serviría, no tendría ya el apoyo popular para triunfar en una nueva elección. El camino de encontrar una mayoría que le permita consolidarse y gestionar el país es lo que le queda, pero tal parece que mientras no rediseñe su equipo de trabajo ‘político’ aquello quedará en quimera.

            El Gobierno esta viviendo un momento crítico en la administración y gerencia del país. El Ejecutivo está en su propio carnavalasso y no hay quién ayude en serio a Lasso. (O)