Puntada a puntada, el pasillo llega a las pasarelas de moda en Ecuador

Puntada a puntada, las nostálgicas melodías del pasillo, el tradicional género musical de Ecuador declarado recientemente patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, se han hecho presentes en la tercera edición del desfile de modas Qhapacñan, tras inspirar a un grupo de jóvenes diseñadores.

El amor, la melancolía, la tristeza, la decepción o la pérdida de un ser querido son temas que invaden los pasillos y que han inspirado a los alumnos del Instituto Tecnológico de Turismo y Patrimonio Yavirac para llevar a la pasarela setenta trajes confeccionados con telas nacionales, pedrería y un sinnúmero de bordados.

Pasar de una inspiración visual a otra basada en lo intangible fue el reto para los 280 estudiantes que participaron en el proyecto, que ha culminado en un desfile, que se difundirá este jueves a través de las redes sociales del Instituto Yavirac.

Tras un complejo ejercicio de investigación, los alumnos lograron «plasmar en las prendas la idea de la letra de los pasillos», dijo a Efe Luis Pillajo, mentor del proyecto.

SÍMBOLO DE IDENTIDAD ECUATORIANA

El pasillo «es un símbolo de identidad ecuatoriana, pero día tras día está siendo marginado por las nuevas generaciones, ya que existe el desconocimiento del valor histórico y musical que tiene el mismo», sostienen los organizadores.

Por ello, para desarrollar el desfile indagaron en los orígenes del pasillo y su identidad, en busca de otras miradas en las nuevas generaciones.

«Antes para mí eran canciones para personas que estaban tristes» pero ahora «son sentimientos, emociones. Ya entiendo» el pasillo, dijo a Efe Alisson Erazo, una de las alumnas, que a sus 21 años cree que deconstruir el pasillo en la costura y llevarlo a las pasarelas es otra forma de «incentivar el amor por la música nacional».

Se trata de una música que trasciende fronteras, pues en 2021 el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco incluyó al pasillo ecuatoriano, canción y poesía en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

ÁNGEL DE LUZ

«Los labios que no besan son pétalos muertos, son himnos sin notas, son astros sin luz. Los pechos que no aman son noches polares, sarcófagos tristes donde alberga el dolor», se escucha en el pasillo «Ángel de Luz», que inspiró el diseño de un largo y amplio vestido beige.

El «drapeado del corsé representa la delicadeza, la sofisticación y la elegancia que tiene la mujer que describe el autor en su canción. La mangas revelan las alas de este ángel. Los colores claros y los dorados emulan la luz que ella irradia», detalló, Erazo para quien lo amplio de la prenda evoca «el abandono que él sintió cuando ella se fue».

HOJAS SECAS

«Yo soy como las hojas en el verano ardiente, como las aves tristes que sus nidos ya han perdido, como el arroyo humilde que corre mansamente a perderse en los mares del dolor y el olvido», dice la letra del pasillo «Hojas secas», y de allí nació un vestido largo, casi ceñido al cuerpo y con mangas sobrepuestas a manera de capa, con bordados en lana que simulan ramas y nidos.

En el bajo del vestido, bordados con fino hilo dorado representan las venas de las hojas secas, explicó Erazo, cuyo grupo creó esa prenda hecha con tela calea, tull y shantu en colores tierra, pues se inspiraron «en el abandono y la tristeza».

La voz de Julio Jaramillo, una de las más importantes del pentagrama ecuatoriano, no solo ha tocado varios corazones con el pasillo «Cuando llora mi guitarra», sino también la sensibilidad de estos alumnos, quienes diseñaron un vestido de tonos pálidos, que en la mitad del corsé tiene pedrería a manera de cuerdas de guitarra, rodeadas de flores para reflejar el romance.

ESCENARIO PATRIMONIAL

Tras los desfiles de 2018 y 2019 realizados en las instalaciones del Instituto Yavirac, el evento de la carrera de Diseño de Modas saltó este año al área virtual debido a la pandemia de la covid-19.

Desde allí lanzan propuestas innovadoras enmarcadas en bellos escenarios para incentivar el turismo en el casco colonial, declarado también patrimonio cultural de la humanidad y donde también está el Yavirac.

Los modelos lucieron sus trajes en el edificio del «Antiguo Círculo Militar», que recoge el estilo neoclásico que imperó a inicios de 1900, y en la «Casa de Sucre», cuyo museo da pistas sobre la sociedad quiteña en los albores de la Ilustración, entre los siglos XVIII y XIX.

Allí, los matices del pasillo hacia el vals (costa) o hacia el yaraví (Andes) están representados en hilos, telas, colores y texturas que abren una nueva ventana para llevar a otra dimensión a lo que muchos llaman un poema cantado: el pasillo. EFE