El horror de la guerra

Hernán Abad Rodas

Cada belleza y grandeza, pero también la crueldad de este mundo es creada por una emoción, y por un solo pensamiento en el interior del hombre. Un pensamiento que acuda en la noche a la mente humana, puede elevarlo hasta la gloria, o reducirlo al asilo de las más bajas pasiones.

Las revoluciones que han derramado tanta sangre, las devastadoras guerras que han destruido imperios y naciones, fueron obra de un pensamiento que existió en la mente de un individuo.

El 24 de febrero pasado, por orden del ex agente de la KGB y actual presidente de Rusia Vladimir Putin, cuyos actos hacen honor a su misterioso apellido, comenzó el ruido ensordecedor de los aviones rusos, que lanzan cotidianamente sus bombas sobre Ucrania, su capital Kiev, Jarkov, Berdianks, Energobar y otras ciudades. El tableteo de fusiles y metrallas, levantan hogueras; humareda y polvo derrumbando edificios como castillos de naipes. Ancianos, mujeres, jóvenes, niños hambrientos y aterrorizados deambulan hundiendo sus pies en las polvorientas calles.

Aquellos niños que han padecido, y están padeciendo una vez más el horror de la guerra, a lo mejor equivocados en sus sentimientos, en su espíritu, cultivan el odio; y a futuro cuando puedan empuñar entre sus manos el arma vengadora, lamentablemente se convertirán en terroristas, sin que les importe inmolarse para matar en venganza a gente inocente de los países que destruyeron su terruño y su patria…

Los antropólogos nos dicen que el Homo Sapiens es la única especie conocida que da muerte a sus semejantes con violencia y crueldad sistemáticas.

La guerra es una forma organizada e institucionalizada de ejercer la violencia y la crueldad. Durante los últimos cinco mil años, fue una de las instituciones principales de la humanidad. Se ha gastado en guerras la mayor parte del excedente de la producción; es decir, aquella que va más allá de lo necesario para la mera subsistencia, para mantenernos vivos y evitar que se extinga la especie.

Es evidente que en un mundo como el actual, controlado enteramente por la fuerza económica y militar, naciones pequeñas y medianas por cautas que sean, logren evitar verse envueltas de una manera u otra en conflictos no buscados.

Es duro admitir, que es característico del ser humano ser muy sensible a los propios dolores e insensible a los sufrimientos de los demás.

En la actualidad Ucrania se encuentras cubierta con un manto blanco ¡sobre el que la muerte escribe trazos que el tiempo los borrará!, dolorosa realidad que me produce una callada tristeza. (O)