Sinincay produce su propio abono con desechos orgánicos de 196 viviendas

Desde hace un año, en el centro parroquial, la población entrega los desechos orgánicos para que se produzca el compost.

Carlos Guamán es el encargado de crear el abono a partir de los desechos orgánicos de Sinincay. Xavier Caivinagua/El Mercurio

A principios de 2021, desde el gobierno de Sinincay, como parte de una política ambiental, había surgido la idea de levantar un vivero parroquial. Que la parroquia pueda obtener sus propias plantas era el objetivo.

Para ello, el departamento ambiental pensó también en un espacio para producir abono. Sin la sustancia para abonar en la tierra no se podía avanzar. Fue entonces cuando el gobierno de Sinincay conoció de un plan de pilotaje que estaba llevando a cabo la EMAC y concejal Diego Morales, en El Valle.

Allí, la Empresa Municipal de Aseo y el concejal hacían una prueba: que la población de un sector produzca su propio abono a través de sus desechos orgánicos. Para eso, en primera instancia, se necesitaba educación y conocimiento, y después un espacio para producir el abono.

Cuando el departamento ambiental, liderado por Elizabeth Saquipai, supo del proyecto, se decidió también formar parte para que en la parroquia se desarrolle un segundo plan de pilotaje.

De puerta en puerta, en el centro parroquial de Sinincay, la patrulla ambiental de la EMAC habló con las gentes para explicarles cómo debían separar los desechos orgánicos de la basura en una nueva funda: la verde.  

“El primer paso fue educar a la gente. Un mes la Patrulla Ambiental les explicó de la recolección diferenciada. Pasamos de recoger la basura dos veces por semana a tres”, dijo Elizabeth a diario El Mercurio.

Si los participantes sabían separar los desechos orgánicos, las fundas debían llegar bien clasificadas. Sin embargo, en los primeros seis meses del pilotaje, fueron difíciles porque se encontraban plásticos y otro tipo de basura que no debían estar en las fundas verdes.

Aun así, con el proyecto, que arrancó el 2 de febrero de 2021, en el espacio que se acopló junto al vivero, se empezó a trabajar con los primeros 90 kilogramos de los desechos orgánicos para producir abono. Y los resultados comenzaron a dar sus frutos.   

Abono que da resultados

Carlos Guamán es la persona a quien le encargaron la labor de preparar los abonos. Cuando salió el primer lote de abono, una de las primeras acciones que hizo él fue acoplar un espacio del terreno en donde se emplaza el vivero para probar lo que estaba produciendo.

“Uno no se da cuenta de lo que pueden hacer nuestros desechos orgánicos. Acá se da muchas cosas que no sabías que se daba”, dijo Carlos rodeado del capulí chaucha, de pimientos, ají, limón, del sauce, de la Eugenia, la granadilla, la jacaranda y del tomate riñón.

Con el abono se han obtenido varias plantas que serán comercializadas una vez se tenga la aprobación. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Para Carlos también fue difícil al principio porque a él mismo le tocaba hacer las separaciones de los plásticos y desechos. No obstante, como dicen en Sinincay, peleando, peleando, reiterando, la población aprendió a usar la funda verde.

Y, de los 90 kilogramos que se procesaron cuando arrancó el pilotaje, Carlos, ahora, en promedio, recibe semanalmente 550 kilogramos de desechos orgánicos.

Nuevos planes

Una vez que se obtuvo los primeros abonos, estos se entregaron a los habitantes del centro parroquial para que palpen la transformación de los desechos y para que los usen en sus huertos y tierras.

El abono ha sido utilizado en varias zonas de la parroquia, en donde se han realizado mingas de reforestación. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Después, como parte de un nuevo plan, por un lado, el abono se usó en las mingas de reforestación que se cumplen en las quebradas de Sinincay, y, por el otro, siguiendo con la misión inicial, se usó para obtener sus propias plantas.

Ahora Sinincay cuenta con su propio semillero, con sus propias plantas que se sembraron en la parroquia y con nuevas ideas de expansión: quienes llevan adelante el proyecto buscan un espacio más amplio para continuar procesando los desechos.  

“Hemos logrado evitar que tantos kilos terminen en el relleno sanitario gracias al compromiso de la población. Ellos son la base. Sin ellos, sin la separación, no se avanza. Ahora sabemos que otras parroquias están interesadas en el mismo proyecto. Esperamos que lo puedan realizar”, dijo Elizabeth Saquipai. (AWM)-(I)