En manos ajenas

Eduardo Sánchez Sánchez

Verdadera molestia ha ocasionado en el criterio colectivo, lo acontecido con la amnesia o amnistía, concedida por esa Asamblea Nacional, entidad cada día más desprestigiada y parte de una mediocridad que rasga en lo vulgar, en las componendas, entre diezmeros y arreglistas de media noche, dotados de poca cualidad que muestre moral y ética en el proceder, como respeto a sus electores, a un pueblo que no se merece tanto infortunio por más que se equivoque en la selección y desconozcamos del intrincado mundo de la tostadora de granizo.

Nuestra Ciudad, va ingresando en el mundo de la turbulencia con asaltos, atracos, desatención gubernamental en la salud pública, en vialidad, etc. Mientras tanto hemos iniciado al año preelectoral, y la campaña arrancó con conocidos personajes que utilizaran todo recurso para captar el poder, pues debe ser más importante que sus actividades privadas y ello les genera sed y deseos de engrosar las filas de la burocracia.

Lastima el conocer como algunas fracciones del ente público se han convertido en cuevas de tragedia; gestantes mujeres que tienen que ingresar en las maternidades públicas pagando “derecho por la cama” a los tramitadores, ausencia y negociado de los fármacos (no olvidemos  lo  ocurrido en tiempos de pandemia), generación de núcleos de  los nuevos ricos, cuya potestad es altísima. Todos los días la prensa se hace eco de escándalos y de actores, y no sucede nada en tanto faltan fiscales y actores de justicia mientras sobra impunidad.  

Desvergüenza existe en muchos actores de la política, muchos salen o ingresan de los partidos, cuyo flujo no tiene ideología ni dirección, cualquiera ejerce poder político sin más que engañar al pueblo para conseguir votos y alcanzar curul. No hay buen futuro cuando tras cuernos… palos.  Estamos en manos ajenas. (O)