¿Qué son las Leyendas Fáusticas y cuáles son las más famosas?

Fausto

Todos hemos escuchado alguna vez de una leyenda que trata sobre un hombre que realizó un trueque con el diablo. Este tipo de relatos nacen en Alemania durante el siglo XVI y se los conoce como “Mitos Faustianos” o “Leyendas Fáusticas”.

Con obras de teatro y marionetas se cuenta la fábula de “Fausto”, un hombre instruido y exitoso, pero, también insatisfecho con su vida debido a su ambición por conocimiento. Es por este motivo que hace un pacto con satanás, entregando su alma a cambio de conocimiento ilimitado.

A partir de “El Mito de Fausto” se han generado otras historias similares, añadiendo rasgos culturales que pertenecen a zonas geográficas específicas. Sin embargo, la interpretación del antagonista cambia de acuerdo con los parámetros de moralidad del protagonista, en otras palabras, sacrifica lo que considera correcto bajo sus principios para así, obtener un beneficio mayor.

Mephisto

Se trata de una producción cinematográfica de 1981 dirigida por el húngaro István Szabó. En esta se expone la necesidad del actor teatral Hendrik Hoefgen por conseguir popularidad durante la Alemania Nazi, convirtiéndose en el principal ícono de propaganda del régimen.

El protagonista se expone a una situación equivalente a la Fausto, solo que en este caso su alma no se la vende al diablo sino, de manera simbólica, al nacismo. La recompensa es la fama, el costo: ser cómplice de actos atroces.

El Atrio de Cantuña

Una de las leyendas más reconocidas a nivel nacional es El Atrio de Cantuña, que habla sobre cómo se finalizó la construcción de la Iglesia de San Francisco de Quito en una sola noche.

Cantuña es un reconocido constructor y descendiente directo del gran guerrero Rumiñahui. Él se compromete a finalizar la iglesia en una fecha estipulada, pero, al no lograrlo le entrega su alma al diablo para que termine la construcción.

El elemento que convierte a esta “historia de Fausto” en única es la victoria de Cantuña, que esconde una piedra de la edificación dejándola incompleta. Este hecho deriva al incumplimiento de satán dentro del acuerdo.

Con esta leyenda se expresa uno de los elementos más significativos de la cultura ecuatoriana: la viveza criolla.

Fausto también tuvo relación con la música, puntualmente con las famosas leyendas de Niccolò Paganini (1782) y Robert Johnson (1911).

Niccolò Paganini

Los rumores sobre el trato maligno de Paganini empezaron cuando tenía cinco años. Supuestamente el diablo se le apareció en sueños a su madre, Teresa Bocciardo, asegurándole que, a cambio de su alma, su hijo sería un violinista de fama mundial.

Se dice que existían cosas que no podían ser explicadas ni siquiera por la medicina. Un médico de Viena que lo atendió afirmaba que movía todas las articulaciones lateralmente y podía doblar hacia atrás el pulgar hasta tocarse el meñique.

El movimiento de sus manos era tan flexible como si no tuviese músculos ni huesos…

Un periodista del diario La Gazzeta Piamontese escribió acerca de Paganini: “Tiene algo de diabólico, una habilidad casi sobrenatural. Muy a menudo su violín ya no es un violín. Es una flauta, es la limpísima voz de un canario bien amaestrado”.

A partir de esta reseña surgió la leyenda del diablo y Niccolò Paganini.

Robert Johnson

Por otro lado, Robert Johnson, 129 años menor a Paganini, era un guitarrista y cantante de Delta Blues. Su historia es una de las Leyendas Fáusticas más recientes y que demuestra tener un número mayor “evidencias” (dos fotografías y 29 canciones).

Johnson -que antes de vivir de la música era sometido a trabajar en las plantaciones de algodón- tocaba en pequeños bares de Misisipi, un estado con un alto porcentaje de cristianos que percibían al blues como “la música del diablo”.

Cuenta la leyenda que Johnson iba a ver a los músicos Son House y Willie Brown. Cada vez que el dúo paraba de tocar, el joven Robert tomaba sus guitarras y jugueteaba con ellas, generando abucheos por parte de público.

Debido al rechazo que experimentó, desapareció de la región Delta por un año. Cuando volvió a tocar para Son House y Willie Brown, parecía que hubiese sido remplazado por otra persona. Hacia cosas con la guitarra que eran únicas, sonaba como si un cuarteto estuviese tocando.

¿Cómo pasó tan rápido de ser un guitarrista mediocre al mejor de todo Misisipi?

La historia cuenta que Robert fue a una encrucijada (lugar donde cruzan varios caminos con diferentes direcciones) y le pidió al diablo que afine su guitarra.

“Si recibes esta guitarra, tu alma será mía”, afirmó satanás.

Y así vendió su alma al diablo…

Sus canciones se convirtieron en las pruebas de todos aquellos que narraban sobre el “Fausto de Robert”. Las letras hablaban de los sabuesos del infierno y de como él caminaba a la par con el diablo. De acuerdo con habitantes de Hazlehurst, su ciudad natal, lo veían con frecuencia sentado sobre una tumba en el cementerio tocando el blues.

Su muerte ocurrió en circunstancias poco ortodoxas. La causa del fallecimiento más aceptada es que murió envenenado por el marido de Beatrice Davies -una mujer por la que estaba interesado de forma romántica- quien puso veneno en una botella de whisky que le entregó a Robert.

Falleció a los 27 años, siendo uno de los primeros miembros del reconocido “Club de los 27”.

Las Leyendas Fáusticas, a partir del psicoanálisis representan el triunfo del “ello” sobre el “superyó”. El sacrificio de la moral a cambio de un impulso agresivo y pasional, desde la aspiración, se convierte en el móvil que deriva a la destrucción del protagonista.

Esto no quiere decir que anhelar sea incorrecto, sino, que todo logro tiene que ser merecido.

Un alma sin convicciones siempre puede estar a la venta…

Por: Ibrahim Rodríguez El Khori