Cuidado: el saco está roto

Juan F. Castanier Muñoz

Algunas asociaciones de jubilados, otras de afiliados al IESS, la dirigencia de los movimientos sociales, han estado exigiendo al gobierno el pago de la deuda que el Estado mantiene con la institución. Todos están de acuerdo en que la deuda es un hecho real, como también están de acuerdo en que la decisión del “innombrable” de suspender los pagos para el fondo de pensiones catapultó inmisericordemente la obligación, en lo que nadie se encuentra de acuerdo es en el verdadero monto de la deuda. Se entiende que mientras más gorda es una deuda, más difícil determinar el monto verdadero.

Para nuestro objeto, vamos a suponer que la deuda total del Estado con el IESS asciende a la astronómica cifra de diez mil millones de dólares y vamos a suponer también que el gobierno actual decida cancelarla íntegramente. ¿Cómo? Ese ya no es nuestro problema, pero igual, vamos a suponer que la bancada legislativa correísta consigue una donación por parte de don Nicolás Maduro. Ingresa el dinero a las arcas del IESS y surge la pregunta del millón, por más que la actual administración tenga el mejor de los planes para invertir la plata recibida y asegurar su apropiado manejo, ¿cómo lo va a hacer sin antes desmantelar las mafias sindicales denunciadas por los mismos exdirectivos del Instituto, cómo lo va a hacer sin antes desmantelar las mafias de proveedores y bodegueros con antifaz, cómo lo va a hacer sin depurar a los miembros del Consejo Superior algunos de ellos sin representación legítima, cómo lo va a hacer manteniendo una burocracia más gorda y pesada que la misma deuda, cómo lo va a hacer mientras una colecistectomía laparoscópica realizada en el IESS le siga costando al Instituto ocho mil dólares y, por la misma intervención, el Instituto pague a una clínica privada un mil seiscientos dólares?

Yo le digo al presidente Lasso que no pague la deuda al IESS, mientras no se corrijan la corrupción y las distorsiones administrativas; hacerlo sin esos elementales requisitos sería un error histórico y semejante cantidad de dinero no cumpliría con el objetivo de fortalecer la seguridad social en el país.  (O)