Desastres naturales

La naturaleza es la fuente de la vida y nos proporciona recursos para la realización como personas, pero hay ocasiones en las que se manifiesta con agresividad rompiendo la armonía que todos esperamos en el ordenamiento de nuestras vidas. Quizás el elemento más importante es el agua cuya presencia ha hecho que nuestro planeta –hasta lo que conocemos- sea el único que posee este elemento que ha dado lugar el surgimiento y desarrollo de la vida en sus múltiples expresiones y nos permite contar con la más importante fuente de alimentos procedentes de la agricultura y, sobre todo en los inicios, la recolección de lo que espontáneamente produce.

Pero hay ocasiones en las que actúa con agresividad, generando molestias o situaciones trágicas al ser humano como ocurre con las tormentas marinas y los naufragios de embarcaciones cuyo costo en vidas humanas es muy elevado. Las inundaciones por su exceso, ha sido otra fuente de catástrofes. En la mitología bíblica, el diluvio universal como manifestación del disgusto divino, ejemplifica este poder. Además de la alimentación y proceso para tornarla consumible, el uso del agua como fuente de energía ha sido fundamental para el desarrollo de las colectividades.

Lo ocurrido hace unos días en el Cajas, es un ejemplo cercano y viviente de esta agresividad natural. Se considera a esta zona fuente generosa para el turismo que se explota con éxito. Su obstáculo para la comunicación directa ha sido superado mediante carreteras que acrecientan la comunicación con Guayaquil que años a año se incrementa en lo comercial y turístico. El deslave en esta vía a pocos kilómetros de nuestra ciudad ejemplifica con dureza este mal. Muy difícil impedir estos derrumbes que se han incrementado con las lluvias. Ante la casi imposibilidad de impediraos, es necesario optimizar sistemas para hacer frente a sus consecuencias, que deben priorizar protección a vidas humanas.