Ventas informales, las dos caras de la moneda

Los comerciantes solicitan que Municipio fije lugar adecuado para ya no vender en aceras. Existen proyectos que tratan de regular esta actividad.

Vendedores que ofrecen sus productos en la calle Mariano Cueva ocupan las aceras en un día ordinario. José Mosquera/El Mercurio

Es media mañana y la céntrica calle Vega Muñoz, a la altura del mercado 9 de Octubre, está despejada. Jorge Coronel y Fabián Velásquez, integrantes de la Guardia Ciudadana (Policía Municipal), controlan permanentemente que no haya ventas en las aceras.
Los agentes recorren una y otra vez la cuadra. Permanecen muy atentos, pues su misión es no permitir que los comerciantes autónomos se apuesten en este concurrido sector para evitar aglomeraciones y prevenir accidentes de tránsito, tomando en cuenta que en este punto se encuentra una parada de bus.

Fabián Velásquez y Jorge Coronel, de la Guardia Ciudadana, evitaron que los comerciantes se tomen la calle Vega Muñoz. José Mosquera/El Mercurio


En la calle Mariano Cueva se puede evidenciar las ventas de todo tipo. Los productos son exhibidos al aire libre en fundas, sacos, canastas, baldes.
Aquí se puede encontrar desde plantas medicinales, hortalizas, papas, pollos pelados, hasta mote choclo con fritada, que ofrece Inés Muñoz, quien pertenece a la Asociación de Vendedores del Azuay “El Aventurero”, cuyos socios cuentan con los respectivos permisos para ofrecer sus productos en esta zona, otorgados por la anterior administración municipal.
“Nosotros servimos al pueblo en estos puestos que solamente los dejaremos cuando el señor alcalde haga un mercado con techo”, sostiene.

Inés Muñoz vende fritada con mote choclo a Norma Fajardo, quien estuvo acompañada de su hijo. José Mosquera/El Mercurio

La comerciante, quien antes cargaba sus canastas recorriendo gran parte de la ciudad porque era vendedora ambulante y no tenía un puesto fijo, comparte que todos los días madruga a trabajar para mantener a su esposo que tiene una discapacidad.
Doña Inés, quien vive en La Caldera, parroquia Sidcay, se levanta siempre a las 03:00 para cocinar lenteja, arveja, habas y tostado,  que ofrece a sus clientes.
Empieza a vender desde las 07:30 y su horario se extiende hasta las 19:00, muchas veces soportando lluvia, viento y sol.
Para distinguirse de otros comerciantes, los socios de “El Aventurero” lucen un delantal blanco. De esta manera -asegura-  cuentan con la autorización para vender en lugares específicos.
No obstante, reconoce que muchas veces las aceras son obstaculizadas, afectando así la libre circulación porque los comerciantes no asociados realizan dos filas, situación que inclusive es aprovechada por antisociales.
El problema también se origina cuando algunos socios vienen con más personas, generalmente de su núcleo familia, a vender en sus puestos, ocasionando así aglomeraciones, añade.
Por tal motivo, solicita que la municipalidad de Cuenca considere la posibilidad de volver a utilizar otras calles aledañas para las ventas, pues recalca que “todos necesitamos trabajar”.
María Morocho es una comerciante que, a pesar de no ser asociada, vende los martes, miércoles y viernes en la calle Mariano Cueva. Está consciente de aquello, pero la necesidad es mayor, asegura. De su natal Barabón trae ajos, acelgas y plantas medicinales como violetas que sirve para tratar la tos. Las ganancias son mínimas y solo le alcanzan para sobrevivir, dice. Así por ejemplo, vende “un atadito de violetas en 25 centavitos”.
Norma Fajardo, es una de las clientes que “al paso” fue comprando fritada ayer a Inés Muñoz para comer en el almuerzo.
Mientras, la ama de casa -quien estuvo acompañada de su hijo- pide un trozo de carne de chancho para degustar, comenta que siempre compra a los comerciantes autónomos con el afán de apoyarlos, ya que “hoy en día tenemos que ayudarnos entre todos para salir adelante en medio de la crisis”.
Norma Casco, en cambio, compró un atado de nabos a María Morocho para hacer una sopa. La joven que trabaja para un centro comercial coincide que siempre adquiere productos en este lugar porque así ayuda a los pequeños comerciantes.

Norma Casco compró “al paso” un atado de nabos a María Morocho quien vende en las calles. José Mosquera/El Mercurio

“Muchas veces no comprendemos las necesidades económicas que pueden tener otras personas que tratan de ganarse la vida honradamente”, acota.

Gestión municipal y ordenanza

Cristian Patiño, director general de Mercados, indicó que siguiendo la directriz del alcalde Pedro Palacios, de atender las necesidades del comercio autónomo han organizado talleres de trabajo con tres de las principales asociaciones de la ciudad.
En estos diálogos se han ofertado formalmente puestos que están libres y disponibles en los mercados, para así erradicar la venta de productos en las calles, sin embargo, el funcionario municipal sostiene que lamentablemente los vendedores “no se acostumbraron” y regresaron nuevamente a la vía pública.
En este contexto destacó que están proponiendo una solución inmediata con el nuevo proyecto denominado “Plan Piloto de Reactivación Económica para el Comercio Autónomo”, mediante el cual se propone generar un solo formato de autorización provisional para que puedan ocupar determinado puesto.
De su lado, Marisol Peñaloza, concejal y presidenta de la Comisión de Servicios Públicos, dio a conocer que actualmente cuentan con el borrador de la “Ordenanza para organización, administración funcionamiento, control y sanción de los mercados, plazas, plataformas y centros de comercio del GAD de Cuenca”.
La edil destacó que era necesario una reforma, pues la norma vigente data de 1991 y tiene términos vetustos como sucres y comisarios.
En esta nueva Ordenanza se trabaja en diferentes ejes, entre ellos: el orden en los mercados y dinamización de la economía. (I)

ALGUNAS CIFRAS

150
personas, aproximadamente conforman la Asociación de Vendedores del Azuay “El Aventurero”.

1.200
carnés, aproximadamente, fueron entregados a los comerciantes autónomos en la administración municipal anterior.

MÁS DETALLES

– Una propuesta que se trabaja en la nueva ordenanza municipal es brindar un espacio idóneo a los agroproductores para que ofrezcan sus productos.

– Hay diferentes tipos de permisos para la venta de productos, uno de ellos es emitido por Áreas Históricas que actualmente están siendo renovados.