Acceso a la Universidad

En Ecuador, un reducido número de bachilleres graduados en los planteles rurales accede a las universidades.

Según información difundida por El Mercurio, en el país no hay datos actualizados sobre esa preocupante realidad educativa.

La excepción es la Universidad de Cuenca. Según su informe, de acuerdo al número de aspirantes registrado en el último proceso de admisión efectuado en el segundo periodo de 2021, 9.106 bachilleres de la zona urbana y 8.649 de la rural del Azuay se postularon para intentar ingresar a sus aulas.

Lo lograron 2.410 del sector urbano; apenas 334 del rural. La diferencia da cuenta de una brecha incalificable aun para las estadísticas, ni se diga para hablar de un país donde todos tienen las mismas oportunidades.

Semejante diagnóstico, con seguridad se replica en el resto del país. De hecho, entre los más de 6 millones de desocupados, los más son jóvenes, y, entre ellos, quienes no pudieron acceder a la universidad.

Estudiantes de la Unidad Educativa del Milenio de Victoria del Portete, una parroquia rural de Cuenca, testimonian su desazón y temor de no obtener el puntaje necesario para dicho acceso, o el mínimo requerido para matricularse en la carrera de sus sueños.

Empero, sus profesores los están preparando para rendir la prueba de la Senescyt, sobre todo en la materia de razonamiento, considerada la más compleja.

Si la malla curricular es igual para todos los planteles, cómo entender la brecha entre lo urbano y lo rural.

Podría citarse algunos factores, como el poco o nulo acceso a internet, la lejanía, la falta de transporte, el alto índice de pobreza en varios sectores de la ruralidad.

En el caso concreto del Azuay, la migración. Hay miles de jóvenes cuyos padres, o uno de los dos, están en el exterior, y su único deseo es ir tras ellos; además de la baja autoestima para estudiar a causa del abandono o del excesivo mimo con artículos suntuarios.

Se trata de un fenómeno digno de constar en primera línea de la agenda de las autoridades educativas. EFE