Tres niños cuencanos representarán a Ecuador en un certamen de proyectos en Brasil

Franco, Analía Meza y Hali Cabrera ganaron un concurso de proyectos nacional. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Hali Cabrera y Analía Meza, de ocho años, y Franco Valdivieso, de nueve años, se convirtieron los ganadores de la categoría “Divulgación y Sociales” de Infomatrix, un concurso nacional de proyectos estudiantiles de ciencia, tecnología y emprendimiento que organiza la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Solacyt) en Ecuador.  

Los niños, estudiantes de la Unidad Educativa Santa Mariana de Jesús, junto a Gonzalo Cabrera, su asesor del proyecto ganador, presentaron un prototipo que simula cómo reacciona el cerebro ante acciones externas.

La idea, que surgió mientras los estudiantes aprendían cómo funcionaba el sistema nervioso en las aulas de la institución cuencana, permitirá que los tres niños viajen a Brasil en septiembre de este año para representar a Ecuador en un certamen latinoamericano organizado por la misma Solacyt.

“Estaba muy alegre, pero sí me alteré, solo un poquito. Pero estuvo muy bueno, y cuando ganamos me sentí orgullosa de mí, me sentí bien conmigo misma”, dijo Hali sobre cómo se sintió cuando se enteró que era parte del grupo ganador del concurso de proyectos estudiantiles.

Primeros pasos

A finales de 2021, Solacyt convocó a que las instituciones educativas de Ecuador sean parte del Infomatrix.

Por aquel entonces, Gonzalo Cabrera conoció de la convocatoria en la que ya había participado junto a su hija Hali, de ocho años, en el 2020, con un proyecto sobre el agua que recibió una medalla de bronce por su propuesta.

Llevado por el resultado y por la experiencia, Gonzalo propuso a la Unidad Educativa Santa Mariana de Jesús, institución a la que asiste Hali, a que participe del certamen convocado por la Solacyt, con el objetivo de que los niños se acerquen a ese tipo de concursos.

Una vez que unidad educativa aceptó, Gonzalo emprendió el trabajo de buscar una propuesta y de buscar a un grupo de niños que la desarrollarán. Fue entonces cuando se integraron Hali, Analía y Franco.

“En diciembre del 2021 los niños estaban tratando cómo funcionaba el cuerpo humano, y entre eso estaba el sistema nervioso, entonces se pensó en hacer un proyecto sobre cómo funciona el sistema nervioso cuando tiene un estímulo externo, y cómo esto puede ser aprovechado a través de la neuroeducación”, explicó Gonzalo Cabrera a diario El Mercurio.

En un principio, el proyecto estaba enfocado en lo teórico, pero los niños se preguntaron: ¿y cómo se puede mostrar el funcionamiento del sistema nervioso? Entonces decidieron crear un simulador que evidencie qué hace el cerebro al recibir un estímulo externo.

Cuando los niños se pusieron a armar, con la ayuda de Gonzalo, el simulador, no sabían que ello los llevaría a ganar el concurso de proyectos.

Para llegar al producto final, los niños hicieron varias pruebas mientras recibían guías. En todo ese proceso, además del aprender sobre el sistema nervioso, disfrutaron de experimentar.

“Aprendimos sobre la neurociencia y aprendimos sobre el cerebro. Aprendimos algunas curiosidades que nosotros no sabíamos. Una de las cosas que supe es que el estrés encoge el cerebro. Por eso hay que cuidarlo, porque es una parte importante de nuestro cuerpo”, dijo Analía Meza.

Cuando terminaron el simulador, los niños viajaron a Quito para ser parte de una feria en la que un jurado analizó el proyecto y la manera en cómo los niños exponían.

Y, aunque al principio tenían nervios, se mostraron seguros de sí mismos para explicar lo que habían creado junto a Gonzalo.

Luego de las exposiciones, el jurado dio a conocer a los ganadores del certamen. Cuando supieron que se habían quedado con el primer lugar, los niños, como recordó Analía, “casi lloran de la emoción”.

“Cuando ganamos yo me puse muy emocionado, feliz, un poquito nervioso y nada más”, dijo, entre risas, Franco, el más inquieto del grupo.

Hasta que llegue el viaje, los niños junto a su asesor buscarán la manera de mejorar su proyecto para demostrar que, si se sabe cómo funciona y cómo aprende el cerebro, se puede mejorar las estrategias pedagógicas. (I)