Tomebamba vulnerable

Gonzalo Clavijo Campos

La reciente suspensión del servicio de agua potable en sectores urbanos consolidados cubiertos por el Sistema Tomebamba y la planta del Cebollar durante tres días consecutivos resultó traumática para la población, pues, desde hace décadas, estamos acostumbrados al buen servicio de ETAPA EP, expresado por las tres “C”: calidad del agua, continuidad del servicio y cobertura a toda la población. La mayoría de las viviendas no posee reservas ni los supermercados ni tiendas del barrio contaron con suficiente agua en botellas para esta eventualidad.

“No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”, dice el adagio popular y así resultó con lo vivido por los cuencanos al carecer del líquido vital, debiendo hacer cola para que los tanqueros nos dejen un poco de agüita o desplazándonos donde el amigo o pariente que sí tenía agua desde la planta de Tixán alimentada por el río Machángara o desde la planta de Sustag por el Yanuncay.

¡Pero no hay mal que por bien no venga! y seguro se estará planificando para afrontar otra lluvia intensa con el deterioro de la calidad de agua que obliga a interrumpir la producción de agua en el Cebollar, con el trasvase de un mayor caudal desde la Planta de Tixán hacia el Cebollar, considerando que la cuenca del Machángara está regulada y protegida con un gran potencial disponible de 2 mil litros/segundo, pero también el aprovechamiento máximo del agua potabilizada en Sustag.

A mediano plazo, proveer agua  a la población será la tarea primordial de la Municipalidad, a una Cuenca que se aproxime al millón de habitantes, con la regulación de las tres fuentes como único camino a seguir para  no tener racionamientos y sectores sin servicio, siendo pertinente lo expresado  por el líder colombiano Juan Carlos Galán, en un seminario de cuencas hídricas  ¡Asegurar agua potable para la población es algo tan importante, tan esencial  como asegurar el aire; que tiene que ver con la supervivencia, con un derecho fundamental de cada persona, a ser protegido y alimentado por el Estado, con las inversiones que se requieran, sin limitación y en contraste con cualquier otro tipo de inversión. ¡No puede haber nada más prioritario ni urgente que esto! (O)