La macro y microeconomía de los negocios

Las empresas recuperan poco a poco la normalidad perdida con la pandemia, según el BCE, el PIB creció 4,2 % en 2021 mayor a lo esperado y la recuperación se aprecia desde la cifra de ventas de las empresas, el crecimiento del consumo de los hogares y de la recaudación tributaria. A pesar de que, en 2021, se presentaron serios problemas como: la interrupción en la cadena de suministros, la aceleración de la inflación y otros riesgos económicos, el 2022 no está exento de lo mismo y las empresas esperan crecer, a pesar de un entorno económico y político que no parece acompañarlos.

La política económica del gobierno no está dando señales para una fuerte reactivación económica. El PIB per cápita no crece desde 2014, el denominador de esta relación (la población) crece, ya casi estamos bordeando los 18 millones de habitantes y el PIB se ha mantenido dentro de los USD 100 mil millones, entonces hoy estaríamos frente a un estancamiento y con un proceso inflacionario derivado por un entorno mundial incierto por el efecto de la guerra de Ucrania y la incertidumbre que persiste por el coronavirus que han hecho retroceder a las principales economías del mundo en el último mes.

A nivel empresarial estas complicaciones están obligando a aplicar importantes recortes de costes para minimizar el impacto de la menor actividad. Exigen al gobierno austeridad, reducción de impuestos, seguridad jurídica y con este entorno aseguran que habrá inversión, y con ello aumentarán el empleo. En el sector monetario, si bien exigen menores tasas de interés, esta reducción no es fácil para el segmento de las Pymes porque el riesgo crediticio no se reduce en este segmento (a diferencia del segmento corporativo que si goza de préstamos al 5 %) dado su débil resultado bruto de operación o Ebitda es la prueba del algodón de la marcha de una empresa ya que refleja, grosso modo, los ingresos menos los costos (sin tener en cuenta las partidas como las depreciaciones, amortizaciones o impuestos) y en este segmento no son robustos.

Además, los bancos también están enfrentándose a un entorno complicado, ya que la presión para los bajos tipos de interés dificultaría la generación de los márgenes financieros para acometer grandes saneamientos contables por el impacto de la covid-19. (O)