Un año atrás ceñía la banda de presidente, Lasso. El pueblo honesto, consciente, herido por todo el producto de la patraña y corrupción correísta, tenía esperanzas, pues una real aceptación se sentía para el nuevo régimen y más aún, al librarnos por una pestaña de Arauz, lo que hubiese significado la más grande catástrofe. Todo parecía bien, pero tornando los ojos a la asamblea, empezó la desilusión, pues volvimos a ver muchas de las mismas narices de la banda, que intentarían a toda costa lograr ingobernabilidad y disturbio, rio revuelto donde son expertos en pescar estos adefesios, acorralando a un timorato presidente, que al parecer cometió el más grande de los pecados, pactar con este grupo para conseguir leyes beneficiosas para el gobierno, aunque no precisamente pare el pueblo, al que en casi seguro pacto, impusieron drásticos impuestos. Si bien existen poderes e instancias que un presidente democrático debe respetar, pero no es el caso de que le vean las costuras y se produzcan hechos tan indignos de estos días. Igual los pasos equivocados lastimosamente de su gobierno nos enfrentará a una segura caída con disturbios sociales. Le faltan carácter Sr. Lasso, pues tendría que reformar constitución, justicia, policía y fuerzas armadas donde el embajador gringo demuestra certeramente existencia de miembros vinculados a actos ilícitos del narcotráfico como podría ser el volar el radar de Montecristi o como recibir a Don Naza -no por primera vez- muy elegante vestido de chirlacrés, al lado de militares prestos en su ayuda. Le faltan carácter Sr. presidente, pues no es posible que el segundo delincuente de la banda, Glas, logre libertad en un santiamén. ¿y si se fuga? Recuerde que puede movilizar por el país y no tiene grillete, de tal manera que no está arrestado sino libre y si se fuga, usted cae. Le faltan carácter, pues el juez de Manglaralto, debe ser investigado a fondo en su patrimonio y relacionar su sueldo. Le faltan determinación y carácter que en este corrupto narcopaís se requieren urgentemente
