Respeto a la ley

Juan F. Castanier Muñoz

La predisposición, la inclinación, el prurito, o como quiera llamárselo, que tenemos buena parte de los ecuatorianos y de los latinoamericanos, en general, para infringir la ley, es realmente un fenómeno digno de estudio. Y no solo que nos dejamos llevar por la tendencia a violar las normas y los reglamentos, sino que también nos valemos de una serie de artimañas para evadirlos y, lo que es peor, en las posiciones dirigenciales, privadas o públicas, para  buscar subterfugios que nos permitan aplicar alternativas…ilegales.

Con motivo de las incidencias de hace algunos días en la Asamblea Nacional, que enfrentaron a las autoridades de la Asamblea y la nueva mayoría parlamentaria, se hicieron públicas declaraciones según las cuales, la Asamblea, por ser el primer poder del Estado (¿?) puede, en resumidas cuentas, hacer lo que le venga en gana, conste o no conste en la ley o la Constitución. Y se declaró también, sin ponerse colorados, que la resolución de un tribunal judicial que concedía medidas cautelares a la señora Llori, era una “grotesca intromisión” de la administración de justicia en el desempeño de la Asamblea, en otras palabras, que mientras lo resuelva la Asamblea, a través de una coyuntural mayoría, y sea lo que sea, o viole los derechos de quién viole, nadie, ni el mismísimo “innombrable” o Adolfito Putín, podrían irse en contra de tal decisión. Al más puro estilo de “después de mi, el diluvio”.

En derecho público, y este es un principio que lo sabe cualquier alumno de leyes, solo se puede hacer lo que está permitido por la ley. Nadie, absolutamente nadie, puede inventarse o arrogarse funciones, crear términos, presuponer disposiciones, que no consten en el ordenamiento jurídico estatal. Hacerlo de otro modo, es justamente insistir en aquellas prácticas perversas y mañosas de la politiquería tradicional, que tanto daño le han hecho al país y que tan criticadas son en las tarimas electoreras. Las sociedades, las naciones, que mayor éxito han tenido en su desenvolvimiento y desarrollo son aquellas en que el apego irrestricto a la ley es uno de sus pilares más respetables y fundamentales.   (O)