Redescubren en Ecuador una flor que se creía extinta desde hacía casi 40 años

Así lo señala un artículo publicado el pasado viernes en la revista de botánica Phyto Keys por un grupo de científicos de Francia, Ecuador y Estados Unidos, que narra el hallazgo de la "Gasteranthus extinctus", una planta de la que no había registro en el mundo desde 1985 y que se había dado por desaparecida. EFE

Una planta con estridentes flores de color naranja, que se creía extinta desde hacía casi 40 años, fue recientemente redescubierta en la cordillera andina de Ecuador, aunque sigue en peligro crítico de desaparecer.

Así lo señala un artículo publicado el pasado viernes en la revista de botánica Phyto Keys por un grupo de científicos de Francia, Ecuador y Estados Unidos, que narra el hallazgo de la «Gasteranthus extinctus», una planta de la que no había registro en el mundo desde 1985 y que se había dado por desaparecida.

Esta planta se caracteriza por lucir unas flores anaranjadas con una bolsa grande en la parte inferior y una pequeña obertura en la zona superior, que sirve de entrada y salida para insectos polinizadores.

Lejos de estar extinta, la flor fue ubicada durante una expedición científica realizada en noviembre pasado por un grupo de diez botánicos, que se adentraron en el cerro Centinela, situado a unos 150 kilómetros al oeste de Quito.

DEFORESTACIÓN, SU GRAN AMENAZA

La masiva deforestación sufrida por este cerro en los años 80 y 90, cuyos bosques montanos fueron sustituidos por cultivos como el banano, hizo que la «Gasteranthus extinctus» se diese por extinguida cuando fue catalogada por primera vez en el año 2000, quince años después de su último avistamiento.

«Si declaras que algo ha desaparecido, entonces nadie va a ir realmente a buscarlo nunca más. Hay todavía un importante número de especies que están ahí afuera, pese a que estamos actualmente en esta era de extinción», afirmó el investigador del Museo Field de Chicago Dawson White, coautor del artículo.

Actualmente, en el cerro Centinela apenas quedan unas islas boscosas muy acotadas que constituyen el hábitat natural de la «Gasteranthus extinctus», y es ahí donde este grupo de científicos centró una búsqueda pese a que otras expediciones con el mismo propósito ya habían fracasado en años anteriores.

RÁPIDO HALLAZGO

«Tan pronto como llegamos al lugar encontramos remanentes de bosque de neblina, y ubicamos la «Gasteranthus extinctus» en el primer día, con apenas un par de horas de búsqueda», contó Nigel Pitman, también investigador del Museo Field de Chicago y coautor de la investigación.

«¿De verdad era tan fácil?», fue lo primero que se preguntaron los investigadores, quienes esperaban una ardua y larga búsqueda para poder dar con una de ellas.

«Solo teníamos imágenes de especímenes disecados y descripciones escritas, pero estábamos bastante seguros de que la habíamos encontrado por sus pequeños pelos puntiagudos y sus llamativas flores barrigudas», añadió Pitman.

Algunos especímenes fueron hallados cerca de una catarata en la reservada privada Bosque y Cascada Las Rocas.

NO CAMBIARÁ DE NOMBRE

Los especialistas tomaron varias fotos y recolectaron algunas flores caídas, con la precaución de no dañar las plantas por si estas eran los últimos ejemplares existentes en La Tierra, pero pronto se dieron cuenta de que había más en otros fragmentos de bosque montañoso que visitaron en la zona.

Fotografía cedida por Riley Fortier que muestra la planta «Gasteranthus extinctus», en Santo Domingo (Ecuador). Una planta con estridentes flores de color naranja, que se creía extinta desde hacía casi 40 años, fue recientemente redescubierta en la cordillera andina de Ecuador, aunque sigue en peligro crítico de desaparecer. EFE

Pese al revelador hallazgo, la planta seguirá con el apellido de «extinta», pues «las normas de la nomenclatura en la biología tienen reglas muy específicas sobre renombrar un organismo, y la resurrección de la ‘Gasteranthus extinctus’ no es suficiente para ello».

Aunque la flor continúa altamente amenazada, la expedición tiene bastantes razones para la esperanza, pues en su recorrido por el cerro Centinela se encontraron «bosques espectaculares en un lugar donde los científicos temían que todo hubiese desaparecido». EFE