Cerebro, música y sexo

Edgar Pesántez Torres

A mis descendientes obligaba primero, luego insinuaba asistir a clases de música no por pretensiones de tener virtuosos en la música, menos artistas de alto coturno; simplemente porque sabía de las funciones de los hemisferios cerebrales y el aporte que sus estructuras, estimuladas y desarrolladas, contribuían al perfeccionamiento intelectual, inclusive a mejorar la inteligencia, que si bien se nace con determinaciones genéticas es cierto también que el SNC es un órgano de gran plasticidad.  

Motivado por mis primeros conocimientos sobre la evolución y funcionamiento cerebral, fui expectante de los descubrimientos de este sistema, hasta la fecha aún inciertos. Esta vez valga referirse a la zona cerebral de la música que es la misma del sexo y que ha sido estudiada por el doctor Daniel Levitin, neurocientífico de la Universidad McGill-Canadá, quien a la vez es músico y productor de discos. En la revista Scientific Reports, el investigador asegura que la música estimula la misma zona cerebral del sexo. En consideración que éste, las drogas y el rocanrol fueron preocupación de los jóvenes de la década de 1960, se inquietó por poner en claro la relación con las zonas cerebrales.

El famoso dramaturgo, poeta y actor inglés William Shakespeare decía que, si la música es el alimento del amor, hay que saberla tocar con amor; en paralelo, el doctor Daniel Levitin, asume una razón por la que ambos parecen combinar muy bien. Por primera vez demostró que los opioides del cerebro están directamente involucrados en el placer musical y sexual.  

No se interprete como una apología al sexo, porque como cualquier exceso puede conducir a una conducta adictiva dañina igual como lo hace el alcohol y otras drogas que conducen a estimular este sistema. Esto nos lleve a completar la oración del Bardo de Avon a través del desalentado Duque Orsino, en Noche de Reyes: “Si la música es el alimento del amor, tóquenla. / Denme de ella en exceso; que al sobrepasarse/ el apetito pueda enfermar, y así morir. /

Los comentarios serios en la misma revista Scientific Reports, coinciden que los hallazgos se suman al conjunto creciente de evidencias relativas a los sustractos biológicos evolutivos de la música. Esta nota quiere ser un aporte motivante a los objetivos que se han propuesto el nuevo director ejecutivo de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, doctor Fernando Vargas Larriva y el director técnico musical, el maestro Augusto Carrión Rodas. (O)