El humor cuencano está en los libros, en el teatro y en las redes sociales

En el humorismo, posiblemente, lo común es su resultado: la risa. El resto, la manera en cómo está compuesto, por ejemplo, un chiste, dista entre cultura y cultura, entre comunidad y región. Uno, a veces, no se puede reír si no hay el contexto

Cada zona tiene sus propios chistes, sus propios personajes, sus propias desgracias, y Cuenca no se escapa de ello

Desde la literatura de antaño, pasando por un semanario que sirvió como medio para retratar con ironía, hasta los memes que surgen desde la vida cuencana, la ciudad guarda su propio humorismo.  

Basta con revisar las redes sociales, en donde los más jóvenes hacen comparaciones o hacen las famosas reacciones a ciertas temáticas; o basta con ir al teatro, en cuyas tablas, todavía se pueden ver a ciertos personajes de trayectoria.

O, con un poco de esfuerzo, basta con revisar las investigaciones que se han hecho en torno al humor cuencano, para darse cuenta de que la ciudad tiene también sus propias características en cuanto a lo humorístico se refiere.

Empezando de atrás hacia adelante: muy pocos recordarán que, en la ciudad, hubo un periódico llamado La Escoba que se editó entre 1949 y 1961.

En él, personajes de Cuenca, como Paco Estrella o Efraín Jara, se reunían para criticar a la sociedad, según escribió la historiadora Ágatha Rodríguez, a través de “verdades incómodas, pero con mucho estilo”.

En esa misma línea, en la de burlarse de ciertas costumbres de la ciudad o de los sucesos que marcaron el año, surgieron las mascaradas que, de generación en generación, han mutado hasta el mega desfile que se realiza cada seis de enero.

Por su parte, los escritores y sus obras también han sido espacios para desatar el humor, a veces fino y negro, como es el caso de Oswaldo Encalada, quien publicó en el 2007 el Diccionario de la vista gorda.

Allí hay una serie de palabras a las que Encalada les dio un significado humorístico, como es el caso de adulterio: “Asociación ilícita para ser felices”.

El teatro y su humor

Si de algo puede caracterizarse el teatro cuencano es del humor. Sobre las tablas, cuántas veces no se ha retratado al ciudadano de Cuenca. Desde el acento, que es primordial, hasta sus costumbres.

“A los cuencanos nos gusta reírnos de nosotros mismos. Nos gusta reírnos de nuestras miserias, diría yo. Entonces eso ya habla de que tenemos un buen y gran sentido del humor. Otra cosa que nos caracteriza es hacer de los momentos de sufrimiento, sacar el humor para salvarse”, opinó Juana Estrella.

Estrella es una actriz insigne de Cuenca, cuyos monólogos sobre la ciudad y sobre su gente han hecho reír a cientos en Ecuador y en el exterior, adonde ha llegado para contar las costumbres, las penas y las glorias de los cuencanos.

El teatro también ha servido para reírse, tanto de las generaciones anteriores como las actuales. Los comportamientos de ahora versus los de antes, la tecnología del presente con la que no había hasta hace algunos años.

Un ejemplo de esa temática ha abordado la actriz cuencana Monserrath Astudillo, quien, el año pasado estrenó “¿Vieja yo o millennials ustedes?”, una obra (que sigue en la cartelera nacional) que narra las distintas generaciones desde su visión.      

Las redes sociales

Hace 11 años, Carlos Cevallos creó el canal Fantasy Channel, en YouTube. Motivado por su gusto por los dibujos animados y la comedia, empezó a hacer videos sobre distintas temáticas.

Sin embargo, la virilización de su contenido no llegó hasta que empezó a hablar sobre el tranvía de Cuenca y las universidades de la ciudad con humor.

“Migramos a Facebook porque vimos que había mucho más alcance y allí fue donde hicimos el video de las universidades públicas, privadas, y fue un boom”, explicó Cevallos a diario El Mercurio.

Cómo se paga, según el tipo de universidades; cómo es la regla, según el tipo de universidades; una reacción a una propagan del tranvía. Estos fueron algunos de los videos que atrajeron a los cuencanos.

“En general, a todos les gusta la realidad, pero al público, y al cuencano, les llama la atención la forma en cómo nosotros hablamos con la erre. Los cuencanos nos sentimos identificados”, agregó Carlos.   

El humor para criticar, para sanar, para reflexionar.

El humor como esa habilidad que unos manejan mejor que otros a través de cualquier medio. Y su diversidad: en cada cultura, en cada comunidad, en cada región que, de acuerdo a sus contextos, surgen para provocar una sola acción: la risa.   

Y Cuenca, ya sea por medio del teatro, de los libros o de las redes sociales, ha formado su propio público que todavía se ríe de sí mismo y de los demás. (I)