Iglesias son vulnerables a la delincuencia

Este martes se registró un robo en la iglesia de Fátima. Existe preocupación entre los religiosos, quienes además custodian obras de arte.

La iglesia Nuestra Señora de Fátima, donde se registró el robo está ubicada en la avenida Loja, al sur de Cuenca. José Mosquera/El Mercurio

Ni siquiera la imagen de la Virgen de Fátima conmovió al ladrón que la madrugada del martes 26 de abril ingresó a la iglesia de dicha parroquia para llevarse el dinero recaudado por concepto de limosnas.

Al interior de la iglesia de Fátima existen cámaras de seguridad. José Mosquera/El Mercurio

El letrero: “Barrio Seguro equipado con alarma comunitaria”, ubicado en la parte exterior del templo, como las cámaras instaladas en el interior, tampoco lo intimidaron. Sin embargo, este hecho “encendió las alarmas” en las diferentes iglesias de la ciudad.

Joffre Astudillo, secretario de comunicación de la Arquidiócesis de Cuenca, lamenta que cada vez las iglesias se convierten en blanco de robos, a pesar de ser lugares de paz, recogimiento y reflexión.

“El respeto ya no cuenta, entonces cualquier casa o institución ahora es vulnerable”, expresa.

El sacerdote indica que después de Semana Santa, en donde hubo masivas muestras de fe, se asocia erróneamente a la iglesia con grande cantidades de dinero. “Los párrocos somos administradores, administramos de la mejor manera los bienes de la iglesia, no somos los dueños”.

“Nosotros vamos acumulando las monedas que nos entregan en la limosna porque es muy dispendioso llevarlas cada semana al banco. La gente a veces cree que manejamos miles y miles de dólares…No estamos hablando de grandes cantidades, pero para la iglesia es muy importante para pagos a personal, servicios básicos…”, añadió.

Astudillo compartió que la iglesia Nuestra Señora de Fátima ya tomó algunos correctivos para evitar nuevos hechos delictivos, identificando principalmente “puntos ciegos” para colocar cámaras.

Las acciones de prevención, como el incremento de la seguridad, se extenderán a otras iglesias, principalmente en las que “permanecen abiertas”, considerando que en algunas de ellas se cuidan y custodian muchos bienes, inclusive patrimoniales como: cuadros, copones, coronas, obras de arte. “Es fácil decir: la iglesia tiene que vender estos objetos, pero se debe tomar en cuenta que muchos de estos se encuentran inventariados en el INPC (Instituto Nacional de Patrimonio Cultural). Esos son los “tesoros” que se conservan”.

A la vez pide que se tenga mayor cuidado con las personas que tienen acceso a lugares que son restringidos en las iglesias, “sin el ánimo de desconfiar de nadie, ya que muchas veces nos olvidamos que una iglesia puede ser vulnerable porque no todas tienen la capacidad económica para implementar un sistema de seguridad”.

Astudillo, quien es párroco de Gualaceo, por ejemplo, señala que el valor para renovar solamente el sistema de seguridad cuesta aproximadamente USD 15.000, ya que implica colocar alarmas, sensores y detectores de movimiento en las imágenes patrimoniales, razón por la cual hizo un llamado para que la Policía Nacional intensifique sus rondas por estos sectores.

El Padre también tocó otro tema relacionado con la delincuencia, que consiste en tomarse el nombre del arzobispo o párroco para solicitar dinero a los devotos.

Uno de estos hechos ocurrió la semana anterior en Gualaceo. “Las personas deben tener muy claro que la iglesia sobrevive de la limosna que generosamente las personas entregan en las eucaristías”.

Forzaron tres seguridades

Ricardo Hugo, párroco de la iglesia de Fátima, explicó que el delincuente luego de forzar tres puertas, entre ellas de la Sacristía, ingresó al lugar donde se encontraba el dinero que venían dando de limosna desde diciembre para llevárselo.

El religioso, quien precisó que el antisocial se llevó 1.500 y no 5.000 dólares, como se dijo en un inicio, compartió que este dinero iba a ser destinado para el pago de un préstamo que pidieron para refaccionar el templo. “No es posible que el esfuerzo de toda una comunidad se vea truncado por una persona que le gusta tomar las cosas a manos lavadas”.

“Gracias a Dios” no se llevaron objetos como trajes o vasos sagrados. “La inseguridad es alarmante. Caminar por las avenidas Loja y Don Bosco en ciertas horas se ha vuelto peligroso, a pesar que hace dos meses recién se inauguró el proyecto de las Alarmas Comunitarias”. 

Hugo sostuvo además que hace falta mayor control policial en la zona, pues solamente cuando hay accidentes o robos se observan a los patrulleros. “Creo que todos somos responsables de la seguridad y debemos unirnos para hacer frente a esta ola de inseguridad que ha aumentado considerablemente. Además, pienso que las familias deben trabajar más en valores que vienen desde las casas…lamentablemente hay gente que se acostumbra a tomar las cosas fácilmente”.

Este medio solicitó una entrevista con la Policía Nacional, para este tema, pero no fue posible hasta el cierre de la edición.

Ánforas seguras

Con el afán de evitar robos en varias iglesias de Cuenca han asegurado sus ánforas, en donde los fieles depositan las limosnas.

Jorge Moreno, párroco de la iglesia San Francisco, indicó que desde hace cuatro años empotraron estas especies de cajones en la pared. “No solamente en Cuenca sino en diferentes parroquias se han registrado robos, por lo que implementamos este mecanismo”.

Las huchas tienen una tubería que recoge el dinero e impide que se puedan manipular con un alambre, una varilla e incluso con imanes. “Al ver que no pueden sacar las monedas, vemos que van metiendo papeles, piedras”.

Moreno también indica que la seguridad está dirigida a las obras de arte que existe en el templo. Para el fin cuentan con alarmas que pasan encendidas siempre.

“La delincuencia en el país está terrible, pero también habría que ver el trasfondo como el desempleo. Ojalá que las autoridades trabajen en ese sentido”, concluyó. (I)

EL DATO

Desde hace un año y medio cada parroquia está obligada a sacar un RUC, con el objetivo de tener una cuenta con personería jurídica y poner el dinero a buen recaudo.

ENTRE COMILLAS

Los ladrones no deben ser llamados amigos de lo ajeno, para mí son enemigos de la solidaridad, la paz y el pueblo”.

Joffre Astudillo, secretario de comunicación de la Arquidiócesis de Cuenca.