Cobijado por la música y las habilidades de sus abuelos paternos y maternos para interpretarla, Gorsy Edú nació y creció en Guinea Ecuatorial. Desde pequeñito, Gorsy entendió que, no solo en su familia o en su aldea, las melodías formaban parte de aquel entorno, sino en toda África.
Pero, a medida que se hacía adulto, también supo que la música y el resto de expresiones, como la danza o la poesía, eran un solo elemento que servía para comunicar algo.
Y ello estaba, y se mantiene tal cual, relacionado con una frase filosófica de Guinea Ecuatorial: “no se puede concebir el canto sin el llanto, no podemos concebir el llanto sin la música, no podemos concebir la música sin la danza, y no podemos concebir la danza sin la poesía”.
Una vez que comprendió eso, Gorsy supo que necesitaba sacarlo del continente africano. Fue entonces cuando encontró las artes escénicas como el canal idóneo.
Gorsy dejó su país al ganar una beca para estudiar en España. Al llegar al continente europeo y empezar una nueva vida conoció la realidad en la que vivían los inmigrantes, quienes por tener mejores días debían soportar una serie de problemas.
“Cuando llegas a mi aldea, te tratamos como un huésped, eso nunca se convierte en un problema, y en España era un problema la migración, y me llamó la atención que por estar en un sitio que no es el tuyo te convierte en un problema”, dijo a El Mercurio Gorsy.
Con el conocimiento de aquella realidad y con el sueño de contar sobre su aldea, su música, sus expresiones, surgió la historia de un niño que crece en una de las comunidades de Guinea Ecuatorial junto a su abuelo, y que debe viajar a Europa (después de que su abuelo se queda ciego) para buscar un trabajo.
Con la claridad de cómo avanzaría la trama se formó “El Percusionista”, una obra que se desarrolla bajo los sonidos de instrumentos de percusión que toca el mismo Gorsy, y que, sin tener la mínima idea, terminaría presentándose en Europa, África y Latinoamérica.
La obra en Cuenca
La primera vez que se presentó El Percusionista fue el 25 de julio de 2008, en un teatro de Barcelona. Un año después se presentó en Guinea Ecuatorial. En la víspera de la presentación, Gorsy ganó el premio de la crítica de su país por su trabajo.
Sin embargo, tenía miedo, sentía vértigo en las tablas del escenario de Guinea Ecuatorial. ¿Qué dirían de la obra y de su presentación y emulación de los bailes y de la música de sus aldeas?, se preguntó.
Pero, cuando terminó la obra, hubo aplausos porque sus compatriotas eran los espectadores de una historia que estaban acostumbrados a vivirla. Desde afuera era distinto.
Con la venia del público de su país, Gorsy viajó por varios rincones para interpretar una historia de Guinea Ecuatorial. Hasta que, trece años después de la presentación en Barcelona, el africano llegó a Cuenca por primera vez para compartir su historia. En ese entonces era noviembre de 2021.
En un principio, Gorsy creyó que sería su única vez por la ciudad, no obstante, volvió para presentar a El Percusionista esta noche, en el Pumapungo. En su vuelta, el hombre de Guinea Ecuatorial trajo 14 instrumentos de percusión para tocarlos
mientras narra la historia del niño que deja su aldea para buscar una oportunidad de vivir y no de sobrevivir.
“Una de las cosas que me ha gustado de Ecuador y de Cuenca es que los aplausos han llegado de pie. Las personas se paran y te aplauden porque se sintieron conectados con la obra. Ese es el componente que me ha dado Ecuador”, dijo Gorsy, el percusionista que esta noche narrará la historia del niño mediante sus costumbres africanas. (I)
Presentación
Tras dos funciones en el Teatro Sucre de Quito, esta noche, a las 20:00, se presentará Gorsy con sus instrumentos. La obra, que se desarrollará en el Teatro Pumapungo, durará alrededor de una hora y media. Las entradas para ver a Gorsy se venden en Librimundi y en la plataforma: https://www.meet2go.com/ev/elpercusionistacuenca/.
