En Azuay se fortalece el pasto para reactivar el agro

En el sector La Paz, del cantón Nabón, se efectuó hace un tiempo atrás una capacitación sobre el uso de semillas certificadas para el ganado que incremente la producción lechera. Cortesía

Agricultores acceden a semillas certificadas.

El uso de semillas mejoradas de pasto se intensifica en la provincia del Azuay. Dos programas se impulsan al respecto con el afán de potenciar la producción, sobre todo lechera, además de reactivar la economía en el campo.

Se tratan de la subvención de semillas certificadas de pasto dentro del Proyecto Nacional de Semillas, así como las escuelas de fortalecimiento productivo pecuario mediante el Proyecto “2KR”.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) financia en el primer caso entre el 50 y 60 % a los productores para que adquieran paquetes o kits de semillas certificadas de alta calidad a bajos costos. Asimismo, se brinda la asistencia técnica necesaria para la siembra de estas semillas en los campos.

Según datos proporcionados por la Dirección Distrital del MAG en Azuay, en el 2020 se subvencionó unos 42 mil dólares para la compra de 141 kits en la provincia; en el 2021, cerca de 64 mil dólares, para 256 kits. En lo que va del 2022 el financiamiento asciende a 23 mil dólares para 94 kits.

En cambio, el Proyecto “2KR” tiene el financiamiento del gobierno del Japón. El MAG inició en febrero del presente año el proceso con la convocatoria, selección, asesoramiento, capacitación y transferencia de recursos a las asociaciones favorecidas para la adquisición de los kits de semillas certificadas.

Se benefician a alrededor de 100 productores de siete asociaciones pertenecientes a seis cantones: Cuenca, Camilo Ponce Enríquez, Guachapala, San Fernando, Sevilla de Oro y Sígsig. La cartera de Estado tiene previsto entregar 96 kits, con una inversión de más de 33 mil dólares.

La primera entrega de 10 kits, valorados en cerca de cuatro mil dólares, se efectuó a inicios de mayo, para la asociación “Santa Teresita”, de la comunidad Don Julo, del cantón Guachapala. Y el pasado viernes, se cumplió con una segunda entrega de 11 kits, por una inversión similar, para la asociación de Cerrag, de la parroquia Ludo, del Sígsig.

Agricultores de la asociación Cerrag, de Sígsig, recibieron el pasado viernes los kits de semillas. Cortesía

Se prevé esta semana la entrega de los kits en Sevilla de Oro. Posteriormente, en el resto de los cantones azuayos favorecidos.

Experiencia

David Gavilánez, ganadero del cantón San Fernando, adquirió hace dos años aproximadamente -a través del programa de subvención- unos primeros kits de semillas certificadas para usarlas en una propiedad que la vendió hace unos siete meses. Lo hizo con el anhelo de mejorar la producción lechera.

Los primeros resultados aparecieron al poco tiempo. Gavilánez recordó que dos vacas ocupaban una hectárea de terreno para consumir el pasto, pero después de la siembra de las semillas certificadas incrementaron a cinco en el mismo espacio y con un mayor rendimiento en la producción.

“Tenía un par de vacas que me llegaban a dar diariamente unos 18 litros de leche, pero con el pasto mejorado su producción alcanzó hasta los 27 litros”, aseveró el ganadero, quien cree que si la mayoría de agricultores de su cantón y de la región mejoraron el pasto tendrían “grandes beneficios”.

Aunque puntualizó que estos predios intervenidos con las semillas mejoradas necesitan de mantenimiento para obtener los resultados deseados. (BPR)-(I)

Kits y beneficios

Los kits, especialmente del programa de financiamiento del gobierno del Japón tienen diferentes tipos de semillas de pasto: ryegrass anual, ryegrass perenne, llantén, achicoria y trébol blanco. Así lo explicó Giordano Torres, director distrital del MAG en Azuay, quien detalló que los paquetes son de diferente volumen dependiendo de las necesidades de los agricultores para cubrir una hectárea.

Sobre los beneficios del pasto mejorado, destacó que generan una alta nutrición, así como alimentación de los bovinos para una mayor producción de leche y conversión de carne.

“Con los potreros mejorados, una vaca puede volver alimentarse en alrededor de 35 días de pasto en el mismo lugar que lo hizo anteriormente. Se reduce el tiempo de pastoreo en relación a los otros tipos de pasto”, concluyó Torres. (I)