I can’t breathe

Santiago León

I can´t breathe (no puedo respirar) fueron las últimas palabras de George Floyd, quien murió estrangulado a manos de un policía en Mineápolis en Estados Unidos, en mayo del 2020. El uniformado clavó su rodilla en el cuello de Floyd por más de nueve minutos. Al final, el policía Derek Chauvin fue condenado a 22 años de prisión por la muerte del afroamericano.

¿Por qué hablo de este tema? Circula en redes sociales un video en el que un agente de tránsito de Cuenca neutraliza a un conductor, que aparentemente se encontraba bajo los efectos del alcohol. De la misma manera que Chauvin, el funcionario hundió su rodilla en el cuello del ciudadano que gritaba de dolor. Afortunadamente, el hecho no pasó de unos cuantos rasmillados y morenotes.

A las pocas horas del incidente hubo un comunicado de la institución. En la misiva se mencionaba que el conductor, que supuestamente estaba “chispo”, agredió al chofer de una grúa y al uniformado. Entonces se lo tuvo que “amansar” hasta que se le pasen las iras y luego lo llevaron hasta su casa. Maltratado, pero sano y salvo.

Parece que algunos conductores no miden las consecuencias de manejar un vehículo bajo los efectos del alcohol. Cuánta gente inocente ha fallecido a causa de choferes irresponsables. Chuchaquis amargos que involucran pérdidas humanas, daños materiales y familias destruidas. Por eso, en una sociedad como la cuencana, se deben mantener los controles de alcoholemia. Nos guste o no.

Pero hay un detalle que analizar ¿Cómo se aplican los procedimientos de control de tránsito? En varias ocasiones se han denunciado casos de abusos de poder. De agentes de tránsito o controladores que han encarado a los conductores de manera prepotente. También han existido abusos del otro lado. Inclusive han llegado hasta los golpes dejando personas heridas.

Creo que la raíz para combatir esta problemática es la educación. No hay que escatimar esfuerzos para educar a la ciudadanía. Hay que cumplir con las normativas de tránsito. Pero también hay que formar a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el uso de la fuerza. (O)