Marcelo «Charrúa Indomable» Velazco guía a su hijo en las formativas del Deportivo Cuenca

Marcelo Velazco junto con su esposa Johana Zafra y su hijo Marcelo Velazco Herrera. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Marcelo Velazco Herrera sigue los pasos de su padre quien se convirtió en un ídolo de la afición cuencana. Se trata del uruguayo Marcelo René Velazco Ghiena. Por su forma de jugar le apodaban el “Charrúa Indomable”. Fue parte del equipo que le dio a la ciudad el primer título nacional en el balompié profesional con Deportivo Cuenca en 2004.

El joven de 16 años nació en Quito. No tuvo la suerte de ver jugar a su progenitor que colgó los botines en 2009 con la camiseta del Técnico Universitario. “Yo empecé en el arco. Era ágil, fuerte, pero mi papá me vio un día jugar de central y me dijo que me quede en esa posición, que me veía todos los dotes”.

Venía formándose en el Deportivo Hermandad Policial. Estuvo en planes de vincularse al Independiente Juniors, sin embargo, su padre le trajo a la capital azuaya y después de presentarse a las pruebas fue promovido a la Sub 17 del Deportivo Cuenca.

“Hemos ido moldeándole, mejorando lo que vino aprendiendo allá. Está cogiendo ritmo. Realmente nos hemos quedado admirados con el profe Johnny (Ochoa) lo que ha trabajado en estos tres meses y lo que ha mejorado. Realmente merece estar acá por sus condiciones y también tiene el mismo temple del papá, la garra charrúa”.

Velazco cursa el Primero de Bachillerato de la Unidad Educativa Hermano Miguel La Salle. Su objetivo es ser futbolista profesional e ingeniero agrónomo. Con su 1.80m de estatura practica natación y baloncesto cuando no entrena fútbol.

“Me dicen que mi papá era muy aguerrido, que daba todo en la cancha y que era un gran capitán… Yo considero que tengo buen juego aéreo, me gusta ir limpio a la marca y me gusta barrerme mucho. Es el estilo de juego de mi papá y gracias a Dios lo heredé”.

El actual coordinador deportivo del Expreso Austral es su principal fan en los partidos y siempre trata de guiarle para que tenga un mejor desenvolvimiento en la cancha. “Él me da mensajes de motivación, me dice que, si no me convocan a un parido que no me desanime, que así es el futbol y que tengo que esforzarme al 100 %”.

Su objetivo es llegar lo más lejos que pueda como lo hizo su padre o quizá como lo trabajó Diego Godín, uno de sus referentes internacionales. “Que todo sea la voluntad de Dios. Si es de ser voy a debutar acá (profesionalmente) y si no Dios me tendrá otros planes preparados”.