Casi 300 atenciones médicas recibió Glas

Ocho días para resolver sobre apelación

En el Coliseo River Oeste en el suburbio de Guayaquil se dio la bienvenida del expresidente Jorge Glas a quien un juez le dió el Habeas Corpus. API

El supuesto estado grave de salud fue el argumento expuesto por el exvicepresidente para buscar la libertad.

Quito.- En los cuatro pedidos de habeas corpus que el exvicepresidente Jorge Glas presentó desde su detención, en octubre del 2017, siempre se manejó una constante: las enfermedades físicas y psicológicas que padecía se agravaban y no recibía la atención adecuada por parte del sistema de salud pública.

Sin embargo, ayer quedó en evidencia que los cuidados que tenía eran extremos.

En la audiencia de apelación al habeas corpus que lo dejó libre el pasado 10 de abril, y que se efectuó ayer en la Corte Provincial de Santa Elena, se conoció, por parte de la representante legal del Ministerio de Salud, María Peñafiel, que Glas recibió, mientras estuvo detenido en la cárcel de Cotopaxi, entre el 21 de noviembre del 2018 y el 10 de abril del 2022, un total de 286 atenciones médicas.

Peñafiel recalcó que, contrario a lo que argumentaron los abogados de Glas para obtener la excarcelación, el reo recibía atención integral en salud. Incluía la visita de médicos al centro penitenciario e incluso su salida para ser atendido en el hospital Carlos Andrade Marín, en Quito, que pertenece al IESS.

Médicos generales, psiquiatras, dentistas y especialistas en distintas áreas se encargaban de la atención de Glas, quien recibía 15 tipos de medicamentos, todos subvencionados por el Estado y por el IESS.

Según explicó la abogada del Ministerio, a veces Glas, incluso con la aparente intención de agravar su salud y justificar el otorgamiento de un habeas corpus que lo deje en libertad, hasta se negaba a recibir atención médica.

Las afectaciones

Pero, según quienes asistieron a la audiencia en calidad de amicus curiae (terceros que piden intervenir) para defender a Jorge Glas, la atención médica y el tratamiento que recibía no le ayudaban a mejorar, sino que, al contrario, como dijo Tania Delgado, quien se identificó como defensora de Derechos Humanos, le habían generado adicción y afectación a su sistema nervioso.

Según argumentó su defensa, al momento de solicitar el habeas corpus, Glas padece de hipertensión, gastritis, espondilitis anquilosante (artritis) y trastornos psicológicos que lo han llevado a varios intentos de suicidio.

En duda

Sin embargo, para otros asistentes a la audiencia, como Manuel Peñafiel, la situación física en la que Glas salió de la cárcel el pasado 10 de abril deja en duda sus supuestas enfermedades.

“Cómo alguien que dice estar tan enfermo, sale y se va en caravana a Guayaquil. Todos vimos que no está enfermo. En todo caso, tendría enfermedades propias de cualquier privado de la libertad; sin embargo, muchos que tienen enfermedades catastróficas no logran salir libres”, argumentó Peñafiel, quien solicitó intervenir con un amicus curiae.

Detalles de la audiencia

La audiencia de Jorge Glas inició ayer a las 09h30 con la participación de los apelantes: la SNAI y la Procuraduría General del Estado.
Entre sus argumentos solicitaron la nulidad de todo lo actuado; pues en el proceso no fue tomando en cuenta el procurador, con lo que se lo dejó en indefensión.

Posteriormente intervinieron más de una docena de amicus curiae. La mayoría estaba a favor de que se mantenga el habeas corpus a favor de Glas, entre estos sus propios abogados: Franco Loor, Alembert Vera y Carlos Alvear.

Por parte de quienes apoyaban el retiro del habeas corpus intervinieron José Luis Arcos, en representación de la fiscal general, Diana Salazar, y el exlegislador, Andrés Páez, quienes insistieron en la falta de competencia del juez de la causa para tratar el caso.

En la audiencia también estuvo, en calidad de oyente, Janina Hufschmidt de Díaz, representante de la Embajada de Alemania en Ecuador, considerando que Jorge Glas posee la nacionalidad de ese país.

La resolución

La suerte de Glas se conocerá en ocho días, según informó la jueza Silvana Caicedo, ponente del caso, presidenta de la Corte de Santa Elena y quien presidió el tribunal integrado además por los magistrados Kleber Franco y Juan Camacho.

Las posibilidades que se barajan es que el tribunal revoque el habeas corpus y Glas deba volver a la cárcel para cumplir con las dos condenas ejecutoriadas, que suman 14 años, por los casos Odebrecht y Sobornos; que se ratifique el beneficio y siga libre; o, que se lo mantenga parcialmente, es decir, que se lo lleve a otra cárcel, se lo traslade a un centro médico o a un psiquiátrico. (ASM)-(I).

Argumentos contra el juez

En la diligencia efectuada ayer, la representante del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI), María Merizalde, y el procurador general del Estado, Íñigo Salvador, quienes apelaron la decisión del juez Diego Moscoso, que le otorgó el habeas corpus a Glas, expusieron la serie de irregularidades en las que habría incurrido el magistrado.

En primer lugar, el sorteo “fue amañado”; pues, según Salvador, el pedido se ingresó fuera del horario laboral precisamente para que el proceso ya no se lo realice de forma digital, sino manual y que recaiga en el único juez disponible: Moscoso.

Además, el juez de Manglaralto no era competente para tratar el caso, pues, al tratarse de una persona sentenciada, solo lo podía analizar una Corte Provincial; mientras que la comparecencia virtual de Glas, desde el centro de detención de Cotopaxi, dejaba muy en claro que se conocía su ubicación, contrario a lo que argumentó Moscoso cuando acogió el pedido desde un juzgado parroquial de Santa Elena.

Para concluir, los apelantes argumentaron que si la supuesta afectación a la salud de Glas era tan grave, lo correcto era que el juez disponga una revisión médica inmediata o su traslado a un centro de salud, más no que lo envíe a su casa, sin ninguna otra obligación que la presentación mensual ante la justicia. (ASM)-(I)-