La sociedad y usted

Hernán Déleg Pacheco

Vemos como pasa la vida con las mismas intensiones. Desde luego, los motivos y los sucesos difieren como en las comedias, donde las mismas personas aparecen siempre y los sucesos igualitos. Sin duda hay su argumento, pero el espíritu de los sucesos es el mismo. Allí están los adulones, los envidiosos, los que mojan la pluma en la sopa, los burócratas sin méritos, los asesores del poder, los calumniadores bobos, las celestinas y aquellos impacientes acreedores del poder político. La lista es incompleta y usted sabrá perdonar, pero todos son actores…

En esta sociedad consumista no es más que una gran mascarada. Allí están los frailes, soldados, doctores, abogados, sacerdotes, filósofos y no sé cuántos más, pero no son los que nos representan. Son simples máscaras bajo cuyo disfraz se ocultan los buscadores del dios dinero, se colocan la careta de justicieros. Allí aparece el patriota con el antifaz del bien público, el del más allá, el pastor inmaculado que cura toda clase de males, y más de uno se oculta bajo el disfraz de la filantropía y unos cuantos que predican con la careta, del pudor de la humildad, inocentes todos, que despiertan alguna simpatía piadosa, al fin son pupilos de los anteriores. ¡Cuando un retrato es fiel del original!

Haciendo un paréntesis, anoto que culpa de esta ola de impiedad tienen los que caminamos a pie, que ha permitido que se despierten los filósofos, sociólogos, antropólogos, politiqueros. Con un grito aterrorizado el pueblo está dormido y en palacio la discusión es bien sostenida, y todos andan buscando al diablo.

En esta sociedad hay un proceso de canonización del diablo. La derecha se ha trepado a la izquierda justamente para no caminar derechito al infierno. Por los siglos de los siglos. (O)