Sucre, estratega de la justa heroica

Aníbal Fernando Bonilla

Para que Ecuador sea como tal, tuvo que transitar por senderos disímiles y constatar episodios de complicada asimilación. Su Independencia fue marcada por hitos cruciales, como el 10 de agosto de 1809 con la Junta de Quito o el 9 de octubre de 1820. Y, desde luego, el 24 de mayo de 1822. Tal periplo conllevó luces y sombras a tono con similares exigencias que se expandieron paralelamente en el territorio latinoamericano (Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Chile, Argentina, Uruguay). Estos pasajes historiográficos no pueden verse como fenómenos estancos, de repercusión aislada. Al contrario, son avatares emblemáticos cuya consecuencia conjunta trajo vientos de liberación, tras el desgaste de la Corona española.

En dicha línea cronológica, tampoco hay que soslayar el aporte de pronunciamientos y acciones guerreras avivadas en otras geografías de nuestra naciente nación, como en Cuenca el 3 de noviembre de 1820. La proeza independentista fue un cúmulo de acontecimientos en donde las sublevaciones regionales y locales adquirieron preeminencia; relato enmarcado en el contexto histórico integral. Sin afán de culto, pero con la evocación que demanda el curso de los hechos, emerge la aquilatada imagen de Antonio José de Sucre en la construcción de las embrionarias repúblicas en Hispanoamérica. De firme convicción bolivariana, vehemencia política y dote castrense sobresaliente, el Mariscal de Ayacucho lideró la Batalla de Pichincha en un encomiable esfuerzo por constituir las bases de lo que posteriormente sería Ecuador, sin predominio ibérico. La culminación emancipadora no ha sido tarea fácil, por tanto, hay que reconocer el valioso contingente del ejército (conformado por elementos nacionales y extranjeros) encabezado por Sucre, para alcanzar el laurel de gloria en las faldas del Pichincha frente a las vencidas tropas realistas. La suma de los sujetos sociales que posibilitaron esta hazaña queda reconocida en el imaginario colectivo, aunque se atenúe en el discurso oficial. Es el caso de las mujeres que cumplieron un rol activo en las jornadas insurrectas.

La conmemoración del bicentenario de la Batalla de Pichincha es una valiosa oportunidad para examinar la confluencia del ser ecuatoriano, sin mezquindades, acogiendo el legado de tan brillante causa patriótica. (O)