Del encuentro

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

            El primer año del Gobierno debe ser medido con justicia sí, pero también con indubitable franqueza. ¿Hay algo del encuentro o para el encuentro?

Miremos. Gobernar un país en crisis no debe ser tarea fácil y es la premisa de arranque. El Presidente ha debido afrontar un déficit económico y la carencia de un modelo económico en el Ecuador; yo diría, que más bien se ha encontrado con un Estado de ausencias antes que de certezas y de populismo decisorio antes que de proyección futurista.

La tarea no ha sido sencilla. El informe constitucional al Ecuador por parte del Ejecutivo lo muestra. Así, el déficit económico se anuncia en una reducción cercana a cinco mil millones, lo que indicaría la vigencia de una política de seriedad y firmeza en el manejo de las finanzas del Estado. No es menor cuestión atender a éstas y palear las dificultades. El crecimiento económico tiene una proyección importante, pues, aunque en el año 2021 se apuntaba a un 2.8% se alcanzó un 4.2%. Innegable que para ello en mucho aporta la imagen internacional y credibilidad con la que cuenta un gobernante para el caso de países presidencialistas y de histórica crisis política en la Región como es el Ecuador.

El proceso de vacunación masiva que alcanzó niveles de admiración internacional, ha sido la política pública más significativa para apuntalar los procesos al interior del Estado. Además, el desarrollo de una política de comercio, producción, competitividad y simplificación de trámites fue inyección atrevida y necesaria para la definición económica y comercial del país. Similar tarea ha logrado la política de reducción al impuesto sobre las divisas.

Pero falta. Falta mucho en la dimensión social y el encuentro con los ecuatorianos de a pie. Hay una ausencia de vínculo con las preocupaciones directas de la población que requiere respuestas ante masacres repetidas y corrupción en las cárceles del país. Problemas de nula atención y medicina en los hospitales públicos. De hecho, no se muestra o aparece en el radar una lucha frontal contra la inseguridad que está matando y quebrando familias e inclusos los anhelados emprendimientos del discurso.

Tampoco se mira una definición clara en el manejo político. Más allá que guste o no a la vanidad del ejercicio del poder, hay que cooperar y negociar permanentemente con los otros poderes del Estado. No es ajeno a la democracia ni a la República la necesidad de tener articuladores efectivos que miren la estrategia y oportunidad del acuerdo para las leyes que el país necesita crear y también derogar. Así es la política a diferencia de la empresa. Así es la administración pública a diferencia de la gestión privada. Hay similitudes y principios que se encuentran, pero también asimetrías y principios que no se encuentran.

En fin, veamos con qué nos encontramos en el nuevo año de este Gobierno. (O)