¡A revivir los juegos tradicionales!

Alumnos de la Unidad Educativa Sudamericano se recrean con las canicas, trompos, ensacados, elástico y otras actividades de antaño. Un guiño al pasado ayuda al entretenimiento de nuevas generaciones.

Dentro del currículo de educación física, los alumnos de la UE Sudamericano realizan la carrera de ensacados, dirigidos por la docente Samantha Encalada.

La amplia sonrisa de Dominick Granja se dibuja automáticamente cuando sus compañeros de la Unidad Educativa Sudamericano le invitan a jugar canicas. Sus abultados bolsillos están llenos de “bolitas” de diferentes colores y tamaños, desde las famosas “chinas” y “japonesas”, pasando por las “lecheras”, hasta “kamalas”, esas que se sacan a relucir cuando parece que todo está perdido en los distintos juegos como el “pepo y cuarta”. 

Mientras cierra su ojo izquierdo para cuadrar la mira, el estudiante, de 9 años de edad, comparte que su abuelita Gerardina Navarro le enseñó a jugar. “Tengo más de 200 canicas, a veces he perdido, pero también las he recuperado”.

A pesar de su corta edad lamenta el poco interés que existe en la actualidad por los juegos tradicionales al señalar que la mayoría de niños ahora solamente pasan en el celular. “Me gusta salir a jugar con mis hermanos Kevin y Julián. Soy feliz junto a ellos”.

Las energías de Dominick parecen inagotables. Corre de un lado a otro haciendo sonar con sus canicas que lleva consigo para luego hacer bailar el trompo. Con una cara de picardía lo “duerme” en su mano, ante la atenta mirada de sus compañeros y maestros de los quintos de educación básica.

Otro grupo de niños se encuentra jugando a la “Rayuela” o también conocida como el “Avioncito”. La felicidad es evidente, principalmente de María Elena Asmal, quien tiene 10 años.

Con mucha puntería lanza su ficha y empieza a saltar en un solo pie sobre las casillas trazadas en el suelo con tizas de colores por la misma estudiante que demuestra tener un gran pulso.


María Elena, además de ser activa, es muy creativa. La imaginación de ella y sus amigos es tal que cuando se encuentran aburridos se inventan juegos. Así, por ejemplo, modificaron el acostumbrado “Piedra, papel o tijera”, que incluye correr por los patios de la institución.
Unos metros más allá, varios niños extienden un elástico entre sus piernas y empiezan a brincar al ritmo de “El mer-ca-der afuera, adentro, estiro, encojo y piso”…

Heidy Arias y Pauleth Luna dominan la técnica aunque cada vez la dificultad sea mayor, a medida que la altura del elástico va subiendo.
Heidy comparte que esta actividad no solamente la realiza en la escuela sino también en el patio de su casa, en donde adicionalmente tiene pintado una rayuela. En cambio, Pauleth cuenta que también juega a saltar la soga con sus familiares.

En tanto, Nicolás Pesántez, se divirtió en la hora de educación física con la “Carrera de limones” y “Carrera de Ensacados”.
Las caídas, que le enseñaron a ponerse nuevamente de pie, quedaron en segundo plano. “Los juegos tradicionales son chéveres y competitivos”.

“Nico” dice que prefiere salir que quedarse encerrado jugando vídeo-juegos. “Me gusta mucho ir al parque para conseguir más amigos”.

Gracias a Dominick, María Elena, Heidy, Pauleth y Nicolás, así como al trabajo que viene promoviendo la Institución en donde estudian se están rescatando los juegos tradicionales, muy venidos a menos en estos tiempos y que seguramente seguirán marcando las infancias de muchas generaciones.

El rol de los abuelitos


Samantha Encalada, docente de educación física, destaca la importancia de enseñar los juegos tradicionales a las nuevas generaciones.
“Son actividades recreativas que no necesitan de tecnología y pueden ser practicadas en casa tanto por niños como adultos, incluso con instrumentos reciclados”.

Encalada precisa que dentro del currículo de educación física escolar se mantienen los juegos tradicionales, pero lamentablemente en niveles superiores ya no son considerados.

Es aquí que los abuelitos cumplen un rol importante cuando trasmiten sus conocimientos. “Como Institución y docentes esperamos que estas actividades nunca se pierdan, seguiremos trabajando para mantenerlas”.

En estos espacios académicos también se consideran otros juegos tradicionales como el “Lirón-Lirón”, “San Bendito nos lleva el diablo”, “El gato y el ratón”, etc, que ayudan a la motricidad fina y gruesa del estudiante.

Recargados de energía


Sandra Jara, vicerrectora de la Unidad Educativa Sudamericano, comparte que luego de la pandemia han recibido a niños recargados de energía debido al largo confinamiento, por lo que tomaron la decisión de resaltar este tipo de actividades como son los juegos tradicionales.

La docente, con más de 20 años de experiencia y servicio en esta institución, sostiene que así pretenden que los alumnos no pasen todo el día concentrados en sus celulares, televisión o videojuegos, aparatos que les ha traído graves consecuencias como la ansiedad, sedentarismo y sobrepeso. “Es una estrategia que nos ha dado excelente resultados”, observa la profesional. (I)

LAS FRASES

“No me gustan mucho los celulares porque nos quitan tiempo para estudiar y compartir en familia; prefiero un carro a control remoto o una bicicleta”, Dominick Granga

“Nunca dejaré de jugar a la rayuela porque me ha enseñado muchas cosas como ir paso a paso para conseguir mis sueños”, María Elena Asmal

“No es bueno permanecer todo el día en el celular, también tenemos que hacer algún tipo de actividad para evitar enfermedades en el futuro”, Heidy Arias

MÁS DETALLES

– La Unidad Educativa Sudamericano, como parte de la integralidad de la educación, pintó un mural alusivo a los Juegos Tradicionales en los interiores del plantel, con la colaboración de estudiantes de bachillerato.

– Sebastián Pineda y Julio Árbito fueron los autores del mural de los Juegos Tradicionales. El colorido arte, donde se plasmaron actividades como el elástico o el trompo, tiene como mensaje: “No todo es tecnología”.

Por.- José Mosquera Baca

Twitter: @jmosquera1982
Fotos: Xavier Caivinagua Astudillo

El Mercurio-Cuenca