Una década para implementar soluciones climática, tras 50 años de inacción

Madrid (EFE).- La pasada reunión de Estocolmo+50 puede ser una gran oportunidad para la implementación de las soluciones a la crisis climática, porque «se han perdido cincuenta años valiosos» y ahora solo queda una década para reducir los impactos climáticos, señalan dos expertos consultados por EFE en vísperas del Día del Medioambiente.

El director asociado de Transición Justa y Alianzas globales de la ong española Ecodes, Mario Rodríguez, y el director de Conservación de WWF, Enrique Segovia, han coincidido en que la reunión de Estocolmo de 1972 marcó el inicio de la inclusión de los problemas ambientales en la agenda mundial, y fue la reunión donde se estableció la celebración el 5 de junio del Día Mundial del Medioambiente.

Según ha explicado Mario Rodríguez a EFE, además Estocolmo 72 marcó el inicio para que los problemas ambientales «tuvieran carácter planetario y formaran parte de la agenda de la gobernanza global, hasta ese momento no existían, había problemas sociales, de derechos humanos, pero los ambientales no existían».

Después de Estocolomo 72, la gobernanza ambiental se consolidó en Río 92 y toda la serie de convenios internacionales que han ido creando «la arquitectura global de la misma, que es una condición fundamental y necesaria, aunque no suficiente, porque se necesitaría más velocidad para las soluciones», pero, «sin ella no podríamos seguir avanzando, por el escepticismo o desconfianza que puede haber sobre los convenios internacionales o con la Cumbre del Clima».

Estocolmo+50, celebrada los pasados jueves y viernes, tiene un valor simbólico, pero «podría tener un valor significado más pragmático» para reorganizar y repensar qué hay que cambiar en los acuerdos internacionales para poder avanzar a la velocidad que requiere la crisis climática y la pérdida de biodiversidad y luchar contra el escepticismo», subraya Rodríguez.

Enrique Segovia recuerda que hace 50 años en la capital sueca se habló «por primera vez de los límites del planeta» y cincuenta años después «ya se han superado esos límites, hemos entrado en un momento crítico para la humanidad y el planeta».

El director de Conservación de WWF asegura que «nuestro colchón y estabilidad climática los tenemos rotos y estamos entrando en momentos de incertidumbre».

En su opinión, la reunión de Estocolmo+50 puede ser «un aldabonazo más para mostrar con una visión de cincuenta años, lo que no hemos sido capaces de hacer y que salga un compromiso para que los próximos cincuenta años sean para recuperar y revertir la situación del planeta».

Rodríguez coincide con Segovia al señalar que la reunión de este año en Estocolmo puede ser un «revulsivo para que la agenda ambiental global responda a los retos que tenemos en estos momentos que son mucho más graves que hace cincuenta años».

El director asociado de Ecodes explica que la guerra de Ucrania puede dificultar el consenso en un acuerdo, pero ambos coinciden en que el conflicto ha dejado claro que hay que «acelerar» la desconexión y el enganche a los combustibles fósiles.

Además, según Rodríguez, es una oportunidad para que si no de forma global, sí de forma local, acelerar la transición ecológica, como elemento para garantizar la transición energética o el bienestar alimentario, porque «la soberanía alimentaria del planeta está en peligro».

Los debates de estos días deben hacer repensar cómo una situación como la pandemia o una guerra como la de Ucrania pueden «hacer tambalear el equilibrio mundial», y una de las salidas a estas crisis es «dejar la dependencia de los combustibles fósiles, que en muchos casos están en manos de países autocráticos y que están poniendo en jaque al planeta», según Rodríguez.

Según Segovia, se han puesto en marcha elementos para la transición energética, pero no para la transición hidrológica o la agroalimentaria «que se necesitan» y seguir intentando frenar la pérdida de biodiversidad y recuperarla.

Estocolmo+50 debe sentar las bases para el consenso futuro, porque cincuenta años después hay que abordar aquello que se preveía que iba a pasar y ha pasado, porque «ha habido inacción durante cinco décadas», porque entonces y en Río 92 ya se anticipó qué pasaría si no se adoptaban decisiones, y ya las tenemos aquí». Según Rodríguez, se ha perdido el tiempo para hacer las cosas a un «ritmo asumible» y ahora hay que hacerlo de «forma más traumática».

Por eso, señala el experto de Ecodes que entiende la indignación y el enfado de los jóvenes con quienes actualmente lideran los países y las empresas porque cuando ellos tengan opción de aportar soluciones, ya será tarde, y por ello, reclaman que se les deje «un mundo decente, con soluciones reversibles».

Ambos expertos coinciden en que es un momento «muy importante para la humanidad», momento de adoptar las «decisiones clave» que marcarán el futuro del planeta y la humanidad y en el que «nadie puede quedarse atrás». EFECOM