Jorge Dávila Vázquez se integra a la Academia Ecuatoriana de la Lengua como miembro de número

Jorge Dávila Vázquez ha escrito más de 60 libros y ha recibido docenas de reconocimientos. Xavier Caivinagua/El Mercurio

A las 18:00 de hoy, en el aula “Mario Vintimilla”, de la Universidad de Cuenca, la Academia Ecuatoriana de la Lengua efectuará la ceremonia de incorporación en calidad de miembro de número de Jorge Dávila Vázquez, quien ya era miembro correspondiente. El encargado de recibir al nuevo académico será el escritor Raúl Vallejo Corral.


En el marco de la incorporación, Dávila Vázquez dará su discurso titulado “El reino de lo breve”. Luego de ello, el escritor cuencano compartirá sus dos nuevos libros: Las puertas de la noche, que será presentado por Oswaldo Encalada Vázquez, y Días de la vida, que será entregado por Joaquín Moreno Aguilar.


La entrada al acto de incorporación, en el que se espera la participación de la directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Susana Cordero, será libre hasta completar el aforo.

Hace unos días escribió que su incorporación como miembro de número en la Academia Ecuatoriana de la Lengua tiene un sabor agridulce. ¿Por qué?

La amargura me viene porque me corresponde la silla de uno de mis mejores amigos, Bruno Sáenz Andrade (fallecido en enero de este año), que era un poeta extraordinario.

Más allá del significado que tiene la Academia Ecuatoriana de la Lengua, ¿qué significa para usted incorporarse como Miembro de Número?

He recibido una cantidad tal de distinciones. Empecemos por el Eugenio Espejo, sigamos con la medalla Vicente Rocafuerte de la Asamblea, con los dos premios Aureliano Espinoza Pólit, en fin, una multitud de cosas, y algunas muy significativas. Pero la Academia es otra cosa, es una cuestión más íntima, más del corazón, de la formación, más, si tú quieres, de la tradición lingüística. ¿Por qué? Porque nosotros, de alguna manera, permanecemos un tanto vigilantes de la lengua. Esperamos que la lengua no se desvíe excesivamente.

¿Habrá influencia lingüística de su parte dentro de la Academia?

No soy hombre de influencias. Nunca he sido. Simplemente yo escribo, y la gente que me lee sabrá si es que le gusta o no le gusta, si es que le parece correcto o no le parece correcto. Porque eso sí, yo escribo en una lengua que está dentro de los cánones

Una de sus especialidades es la brevedad, y, de hecho, mañana su discurso será sobre la brevedad.

La verdad es que con los años me he ido volviendo más sintético, porque la brevedad es síntesis. Hasta hace unos años yo no escribía cuentos de una línea, pero ahora sí. Pero siempre he tenido tendencia a la brevedad. En la poesía también. Me tienta mucho la brevedad. Pero también he escrito cosas extensas. Yo diría que cosas muy extensas. Lo mismo pasa con los cuentos. Yo tengo cuentos realmente extensos. Cuentos de veinte páginas. Y después del cuento largo, a la novela breve. El Municipio creo que me va a publicar una colección de siete novelas breves, a principios del año que viene.

Como parte de su incorporación también presentará dos libros. ¿De qué tratan?

El uno es “Las puertas de la noche”. Es una recopilación de una parte de la literatura teatral mía que está un poco dispersa y un poco inédita. Aquí está una pieza que yo considero una de las mejores que yo he escrito, que es Minotauro. Es una pieza terriblemente exigente. Se necesitaría un súper actor para representar la obra… De las que están aquí se ha representado Frida, en 30 ocasiones, en un festival de microteatro. Y, a su vez, se presenta un libro que se llama “Días de la vida” que contiene cien microcuentos. Pero los 99 son míos y el otro es de mi nieto Daniel Zamora que alguna vez me proponía que si hacía una colección de cuentos él quería cerrar con uno de él.

¿Volverá a la novela?

Sí, tengo la saga de Monay. Yo prometí que sería una trilogía, y ya están publicadas dos: El sueño y la lluvia, y Árboles para soñar. Entonces ya tengo un boceto de lo que será esa tercera novela y que encaja entre los dos relatos. (AWM)-(I)