Rolando Vera recuerda la «travesura» que marcó su vida en el atletismo

Rolando Vera y Jefferson Pérez coincidieron en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Foto Bolívar Sinchi/El Mercurio

Hay decisiones que se toman al instante y que marcan la vida de las personas. Le pasó a Rolando Vera en su niñez. El ganador de cuatro ediciones consecutivas de la carrera atlética San Silvestre (Brasil) hace una pausa y recuerda como si fuese ayer lo que hizo cuando el profesor Jorge Quille llegó a la escuela Otto Arosemena Gómez.

“Él vino a armar la selección. Iba escogiendo a quienes de pronto tenían facultades para la velocidad, para la resistencia y los lanzamientos. Yo estaba en la fila y cuando pasó por mi lado no me escogió”.

Antes de lamentarse por lo sucedido, mientras el entrenador azuayo seguía en el proceso selectivo, Vera se mezcló con los chicos seleccionados. Cundo Quille, “con una voz fuerte dijo: los chicos que han sido seleccionados se quedan, el resto se van a las aulas. Yo me quedé sin ser seleccionado. Eso marcó mi vida. Si no hubiese hecho esa travesura ahorita estuviera hablando de cualquier cosa menos de deportes”.

Su corta estatura nunca fue un obstáculo para cumplir lo que se proponía. Llegó a representar al país en tres Juegos Olímpicos: Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996. “Yo nunca me he sentido inferior a nadie. Más bien he sido una persona muy agresiva, sabiendo que he sido una persona bendecida por haber nacido a 2.500 metros de altura, en este valle hermoso, en este país hermoso que nos cubre una bandera amarillo azul y rojo. Eso para mi es bastante y ojalá algún rato los chicos se sientan conscientes de lo que significa esa bandera”.

Es que para “El Chasqui de Oro” con las nuevas tecnologías “tenemos una juventud que a lo mejor no tiene los mismos complejos que de pronto antes los niños sencillos, humildes teníamos”, pero considera que hace falta recuperar el espíritu amateur. “De pronto los chicos necesitan conocer lo que significa representar a un país, lo que significa luchar por unos colores patrios. Es un tema que tenemos que trabajar con la nueva generación… Un poco nos hemos deshumanizado y a veces nos hemos olvidado de esos sentimientos patrios…”.

Aunque radica en Quito, el subcampeón de 10.000 metros en los Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987 le tiene un aprecio especial a la ciudad que le vio nacer. “Somos una casta muy especial en muchos aspectos. Cada vez que vengo veo algo diferente… Ahí tendríamos que ir haciendo un trabajo complementario para hacer conocer lo que significa querer a nuestro terruño”.

En la política

Rolando Vera fue diputado por la Democracia Popular entre1998 y 2002. También fue Cónsul del Ecuador en Toronto. Hoy reconoce que la experiencia en la política le sirvió para no desear volver a la misma. “Todo el mundo tiene que pasar por situaciones como estas. Cómo puede decir: a mí la política no me gusta. Es como el niño que a veces va y necesariamente toca la plancha y se quema alguna vez para saber que no tiene que volver a hacer eso”.