Casa de la Cultura

Tito Astudillo y A.

Tras casi un siglo, construyendo la “pequeña gran patria”, como lo ideó Benjamín Carrión, esto es, apelando a la vocación cultural y libertaría de los ecuatorianos, recuperar el optimismo, la fe y la certeza nacional, tan venidos a menos, tras la derrota militar con el Perú, en estos aciagos días, la matriz de la Casa de la Cultura Ecuatoriana fue tomada por fuerzas policiales y convertida en una especie de gueto para la represión y un templo de la solidaridad para la historia.

Fundada en 1944, como una respuesta optimista y ajena a todo sentimiento revanchista, como quería Carrión, la institución pronto se convirtió en un referente que irradiaba, desde la Matriz en Quito, a todos los núcleos provinciales convertidos en espacios de encuentro, diálogo y difusión cultural en sus múltiples manifestaciones: ciencias, literatura, artes plásticas, artes escénicas, música, derechos, no siempre bien visto por algunos gobernantes de  turno que, más de una vez, trataron de asfixiar económicamente, pero más pudo la certeza y decisión de los trabajadores culturales para hacer de esta institución en espacio de expresión cultural y solidaridad social, porque la cultura es a la Libertad como luz al día, cultura y libertad son pilares de nuestra identidad: Ecuador es la Patria de Espejo, de Montalvo, de José Peralta, de Tránsito Amaguaña, de Oswaldo Guayasamín, de Nela Martínez, Eduardo Kingman, de Matilde Hidalgo, de César Dávila, y así, una larga lista de referentes culturales que aportan a nuestra identidad nacional.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana, Casa de las Culturas, Casa Tomada y nuevo templo de la solidaridad con el pueblo, tendrá de resurgir desde esta afrenta, fiel al ideario de Carrión, para perseverar en la construcción de la “peque gran patria”; pequeña por su extensión territorial, pero grande por la cultura, libertad y Solidaridad de su gente. (O)