Edgar Rodas Andrade

Mucho se puede hablar sobre Edgar Rodas. A propósito del homenaje que le tributaran las dos Universidades de Cuenca y del Azuay -en las que trabajó con conocimiento científico, elevado nivel académico y decidida entrega- circuló una publicación que recoge, en esencia, la trayectoria profesional, universitaria, administrativa y médica de este personaje, que dejara un vacío muy sensible en la sociedad cuencana y del país.

El escenario de trabajo de este profesional, le permitió que emergiera en cada capítulo de sus labores médicas, aquella exigencia que Hipócrates, desde sus inicios, demandara en este campo: la solidaridad.

Con elocuencia se ha hablado de esta faceta de Edgar Rodas, que fue prácticamente, la herramienta que le permitiera generar esa mística de servicio en el aula, en el quirófano, en el escritorio, en la biblioteca, en la tribuna, en su casa, en fin, en cada uno de los espacios que este ser humano, vestido de mandil blanco, transitara.

Lo recordamos desde el Vicerrectorado de nuestra Universidad de Cuenca; en Quito, cuando Ministro de Salud; desde su trajinar en su quirófano móvil por la costa ecuatoriana; desde distintas tribunas cuando su verbo encendido y preciso se hacía escuchar en distintos auditorios y en el salón de los amigos, siempre afectivo y ensalzando la amistad.

¡Un cálido y justo homenaje tributado a un ser humano muy especial, Edgar Rodas Andrade! (O)