Derechos indígenas

Edgar Pesántez Torres

Con el Paro de la Conaie exigiendo 10 puntos al Gobierno, da la oportunidad para volver a hablar de la reivindicación de esta minoría de compatriotas que representa al 7 % de la población ecuatoriana, inferior al 7.4 % de los montubios y al 7.2 % de los afroecuatorianos, superando a los blancos que son el 6.1 %, mientras la mestiza la enorme. Actualmente los indígenas están comandados por Leonidas Iza; de los afroecuatorianos no hay quien siga el liderazgo de Alfonso de Illescas; de los montuvios solo se sabe que lucharon junto a Eloy Alfaro; los blancos no tienen representante; los mestizos a expectativa de líderes coyunturales.  

La discriminación debe ser entendida como la conducta real que se tiene con un grupo ajeno que puede apreciarse en actividades que le privan de las oportunidades que otros disfrutan, como cuando se niega al indio, negro o montubio (indígenas todos) el trabajo que sí se brinda al blanco y al mestizo. Aunque el prejuicio es con frecuencia la base de la discriminación, los dos elementos pueden existir por separado, pero en sociedades como la ecuatoriana, han confluido en perjuicio de las minorías citadas.

La protesta aborigen es justa en cuanto a reivindicar sus derechos conculcados y violados más de medio siglo, cuando se irrespetó su identidad, religión, idioma, economía y costumbres. Más tarde los abusos se extendió a los montubios y afroecuatorianos, siendo los blancos y la oligarquía mestiza los privilegiados. En los últimos años esta batalla ha sido atizada por la delincuencia política organizada, que ha desprestigiado sus luchas históricas.

De las 10 exigencias, el que genuinamente les corresponde es el 6, que dice relación a educación intercultural bilingüe, justicia indígena, consulta previa, libre e informada, organización y autodeterminación de los pueblos. Hay que advertir que lo intercultural parte del hecho de que las culturas no se encuentran aisladas ni se producen por generación espontánea; en su diario acontecer tienden a abarcar espacios que le conducen a entrar en relaciones con otras culturas.

Los indígenas deben ser escuchados IN SITU, por sus bases y sin falsos intermediarios, a fin de que se atienda en sus necesidades fundamentales como educación, salud y el agro. En Cuba, en sus primeros años de verdadera revolución, se envió profesores a los lugares más remotos y se facilitó alimento y medicinas. Aquí se hizo al revés, eliminando las escuelas comunitarias y desarraigó a los niños de su hábitat para ser aculturizados. (O)