Una Asamblea Nacional desastrosa

Gerardo Maldonado Zeas

El país no puede seguir así. El informe técnico por los 4 votos irregulares en la sesión en la cual se pretendió destituir al presidente Lasso reflejó que hubo una alteración del sistema informático premeditado, trabajado, muy bien estudiado, operado por una sola persona que en la sesión 782 del Pleno utilizó credenciales de los asambleístas Dalton Bacigalupo, Marlon Cadena y Wilma Andrade, de la (ID), y de Guido Chiriboga, de CREO para pretender que esos votos abiertamente declarados por el NO, terminen apareciendo como SI.

Sin que nadie les acuse, Pierina Correa se mandó un discurso candente declarando inocente a su bloque, mostrando en el fondo un cierto dejo a culpa. Virgilio Saquicela, no permitió debatir sobre el informe, coartando la libertad de expresión, de quienes querían argumentar con pruebas, para identificar a los autores, coautores y cómplices de esta tamaña barbaridad. La Asamblea Nacional, es un fracaso, una función irresponsable, llena de perversas intenciones, para liquidar no solamente al poder ejecutivo, sino al país.

Días antes de la sesión del 28 de junio, como si estuviéramos en un espacio gansteril, los golpistas fueron con todo, no repararon en las amenazas a quienes anticiparon que el voto iba a ser por el NO. Mientras las ciudades sitiadas, por el infame paro de la CONAIE, se debatían entre la necesidad de conseguir medicinas, oxigeno, comestibles, gas, de manera concertada trabajaban para ver si les resultaba la alteración de la voluntad de los asambleístas mediante la votación electrónica.

La obstrucción de la mayoría legislativa es evidente. Ya en marzo de 2022 se generó el peor escenario posible para el país:  el correísmo, Pachakutik y Izquierda Democrática con 87 votos archivaron el proyecto de Ley de Inversiones. Con esto la Asamblea coartó el plan que Lasso buscó implementar en conjunto con la creación de empleo, los pilares básicos de su plan de gobierno, terminando con esto las perspectivas de apoyar a 7 de cada 10 ecuatorianos que no tienen trabajo fijo. Y tal como expresaban especialistas, enviaron un mensaje desastroso a los agentes económicos, visualizando un país despedazado.

Esta Asamblea se ha pasado de agache, en el círculo vicioso del complot, de las asociaciones impúdicas, de la degradación de la democracia. Por esto, la aceptación del pueblo ecuatoriano a su gestión es pobrísima; en resumen, no ha aportado nada a la sociedad, más bien la ha destruido. (O)