Vialidad y nuevo ministro

Si bien, históricamente es un tema recurrente, y en las altas esferas del Gobierno, no solo del actual, a lo mejor ya resulte cansino, el de la vialidad del Azuay no permite desentenderse.

Hay otro profesional al mando del Ministerio de Transporte y Obras Públicas: Darío Herrera. Esto supone otros enfoques, otras prioridades, incluso en lo administrativo, ni se diga en lo operativo y financiero.

Según dijo el nuevo ministro, su primera prioridad será rehabilitar las vías afectadas por el invierno. Es lo correcto.

Luego, entendemos, acometerá algunos grandes proyectos, ya presentados por su antecesor, Marcelo Cabrera y el presidente Guillermo Lasso. Lo hicieron semanas atrás en el cantón Paute. Serán las líneas maestras de la propuesta vial del Gobierno. Estarán, por lo tanto, bien planificadas, diseñadas; solo esperando el punto de arranque. Eso se supone.

La ejecución de esos proyectos será posible por medio de las alianzas público-privadas, un mecanismo financiero no del todo funcional en un área donde más se necesita y de manera urgente.

El cambio de ministro, en esta región del país no dejó de sorprender por cuanto, si bien reemplazarlo es potestad presidencial, la vialidad azuaya sigue patinando. Las inclemencias del clima “remataron” el mal estado de las carreteras; pero hay otras -largos tramos de la Cuenca-Girón-Pasaje, por ejemplo- cuya vida útil ya no da más, y someterlas a rehabilitación es palanquearse una glosa.

El proyecto de construcción del acceso sur, en Cuenca, sigue arrinconado; igual otras propuestas anunciadas como si ya fueran a construirse. Y desde tales anuncios, han transcurrido dos, tres, cuatro, cinco, seis, diez años, o más.

La atención en vialidad, pero traducida en obras, no necesariamente pasa porque el ministro del ramo sea oriundo de la provincia o región necesitada. Y esto, a los azuayos nos los deberá demostrar Darío Herrera, comenzado por imprimir agilidad en la ejecución presupuestaria.