Elecciones locales

Mario Jaramillo Paredes

Más de cuarenta organizaciones políticas, participarán en las próximas elecciones en el Azuay. Es un número exagerado que no fortalece la democracia ni sirve para elegir bien. Favorece a caciquismos y grupos que son flor de un día. 

Diecisiete de esos movimientos son de carácter nacional, mientras trece son cantonales. Algunos son antiguos partidos orgánicos e históricos. Otros-como ocurre en todo el país- son feudos que se alquilan temporalmente al mejor postor. Y, cuando ganan, cobran lo que invirtieron.

Mañana 5 de agosto vence el plazo para las elecciones primarias, es decir las internas que escogen a quienes serán candidatos de cada movimiento. El sentido de elecciones primarias no existe aquí. Es un tosco maquillaje. En casi la totalidad de los casos son los dueños de cada agrupación quienes escogen a los candidatos y no las bases que poco pesan en las decisiones.  

Finalmente, el plazo para inscribir alianzas vence este próximo domingo 7 de agosto. Hasta aquí la parte formal de requisitos y plazos. 

Con un número tan elevado de movimientos y partidos, cualquiera puede ganar las elecciones, sobre todo de alcalde de Cuenca, que sin lugar a dudas es para nuestro caso la elección más importante. Las prefecturas han sufrido en todo el país  un acelerado deterioro en sus funciones e imagen en los últimos años. Mucha gente desconoce hasta el nombre de sus prefectos. Su elección más interesa a los partidos que a la ciudadanía.

Cada candidato presentará sus planes y programas, que generalmente son pinturas paradisíacas de algún lugar que ciertamente no es Cuenca ni el país. Son una utopía en el sentido etimológico: un lugar que no existe.

En el tema de fondo crece en Cuenca el sentir de que quien resulte electo Alcalde, además de administrar la ciudad, debe tener capacidad para lograr dos metas: la primera darle a la ciudad una voz y una presencia que pesen en el contexto nacional. La segunda: con esa presencia lograr atención del Estado para sacar a Cuenca del aislamiento que sufre. Y eso se logra solamente con un liderazgo que convoque a todos, como fue con los grandes alcaldes que Cuenca tuvo. (O)