Cristian González abrió la 47 edición del Mundialito de los Pobres con un doblete y un autogol en la duela del coliseo Jefferson Pérez, la noche de este viernes, 5 de agosto de 2022.
En su tercera temporada con la Luis Cordero, “Sonrisas”, el apodo de González, fue clave para que su equipo se alce con los tres primeros puntos frente a Gran Cove, dentro del Grupo A.
“Jugaba con ‘Pipo’ Galán en Santo Domingo y él me puso ese apodo por sonreír, hacer la cháchara y todo eso”, dice el indorista de 25 años, quien hace seis empezó a mostrarse en el certamen interbarrial. Pasó por El Vergel, San Blas, Gran Cove y este año cumple uno de sus sueños: jugar con su hermano William en Luis Cordero.
En los graderíos estaba su madre Vilma Guamán. Su nombre como el de su padre, dos hermanos, cuñado y sobrina los mandó a imprimir en los zapatos que estrenó anoche y que está seguro le trajo buena fortuna.
La Lucho se fue al descanso con un 3-1 a favor.
Michael Guachichulca colocó la tercera tras el doblete de González y el descuento de Jesús Erazo. Sin embargo, en el segundo tiempo Gran Cove despertó. Con otro tanto de Erazo y un autogol de González -que le acreditaron a Álex Ayabaca- sentenció el empate transitorio.
Cuando se cocía una fría división de honores, en el minuto 19 Inving Fajardo se hizo presente con el tanto de la victoria blanquirroja.
Ceremonia de inauguración
En un resonar constante de ‘vuvuzelas’ y tras las típicas silbatinas del “respetable” ante la salida del árbitro Carlos Cabrera, a las 20:50 empezó a rodar la pelota ante casi 1.500 espectadores que estuvieron desde la ceremonia inaugural donde William Ochoa, de Carlos Tosi, tomó la promesa deportiva.
El público no llegó como se esperaba. “Lleve las entradas a precio”, repetían las comerciantes, preocupadas porque no vendían en la cantidad de otros años.
“Cuando la venta es buena se gana 25 centavos por entrada, cuando la venta no es buena, como hoy, procuramos recuperar lo que invertimos”, dice una de ellas y añade que el precio (3 dólares) también es elevado.
En el exterior del escenario deportivo, Mónica Muzha, oriunda del cantón Oña y radicada en Cuenca, vendía las tradicionales carne en palito y choclos con queso. Los precios oscilaban entre los dos y dos dólares y medio.
Confiesa que cuando hay “buenos partidos” vende entre 100 a 200 “chuzos”, cuando sucede lo contrario la venta va de 50 a 100.
En el interior los secos de “El Gol del Chalo” empezaron a desfilar conforme transcurrían los partidos. Los “secos” tienen un costo de tres dólares incluyendo bebida. Los asados se venden a 3,50 con motepillo, llapingachos y cola. (BST)-(D)