El caos en la ciudad

Eduardo Sánchez Sánchez

El proceso de expansión y crecimiento que nuestra ciudad experimenta, es lamentablemente no lo que los cuencanos deseamos, existen muchas deficiencias, unas ocasionadas por el desorden que los ciudadanos imprimen en su diario accionar, otros la falta de planificación y control por parte de quienes tienen la obligación de velar por el cumplimiento de la ley. Inicio refiriéndome al cuello de botella que por volumen de tránsito significa la intersección de la Av. Unidad Nacional y Gran Colombia, cuya superficie de rodadura ha sido reducida con obras de último rato, que muestran claramente la obstrucción del tránsito que genera un verdadero caos con el consiguiente uso grotesco de turbulencia, abuso del claxon y más caos que vivimos muy particularmente en época de clases por el incremento del número de vehículos que circulan por las estrechas vías cuencanas. En dicha intersección, un viejo FAIQUE, ha sido sacrificado por corte de raíces con motosierra y maltrato. Y vale citar que quienes aprueban las “callejuelas medievales” cuyo ancho no supera los 4 metros, de tal suerte que el parqueo de un vehículo bloquea el libre tránsito y peor aun cuando funciona una oficina de notaria, negocios particulares, mecánicas o talleres o la luz de intermitencia que muchos conductores creen les otorga la opción de interrumpir el flujo vehicular.

Este Diario, se hizo eco hace pocos días, de que en Cuenca se había excedido el nivel de ruido, asunto que se traduce en una agresión a la salud pública. Para ejemplo, cito que en Cuenca hay MOTOCICLETAS sin el silenciador y que circulan en el día o en la noche, ocasionando un escándalo acústico, sin que “autoridad” alguna sancione esta infracción. Existe irrespeto de muchos motociclistas hacia la señalética de tránsito, semáforos y cuidado de su integridad física, generando columnas de alto riesgo de accidentabilidad y muertes. (O)