La vuelta al vinilo ¿postureo o salvavidas de la música en formato físico?

Disco vinilo / Foto Referencia

El vinilo celebra este viernes su Día Mundial en un contexto de ventas crecientes pero aún marginales frente a la escucha digital y bajo la sospecha de si su retorno responde a una mejora objetiva de la calidad o es el último recurso para salvar al formato físico dentro de la industria de la música grabada.

Los datos aportados en 2021 por Promusicae cifran en 1,6 millones las unidades vendidas en España en ese año, hasta acumular más de 25 millones de euros. Se trata de un 32 % más que el año anterior, prosiguiendo con un aumento constante en los últimos años, que sorprende aún más al comparar con los 140.000 ejemplares de 2013.

Desde la irrupción a principios del siglo XXI de la piratería a pie de calle y sobre todo de las descargas ilegales con internet, la historia para el CD es completamente la contraria y explica en parte por qué esta industria se ha volcado en los vinilos a pesar de que estos no pasen del 40 % del mercado físico: en 2001 se despacharon casi 79 millones de unidades; en 2021, 4,4 millones.

Otro dato completa y relativiza el contexto sobre la pujanza del vinilo. Actualmente, el motor de la música grabada es, con mucha diferencia, el ‘streaming’, que tanto en la modalidad de pago como en la gratuita (la favorita en España) reportó 303,5 millones el pasado año, es decir, el 83 % de todo lo que se ingresó en el país.

«La vuelta del vinilo es relativa, se cargaron la industria del disco», afirma Luis Díaz, encargado de la tienda de discos Record Sevilla. «Igual que no interesaba seguir con el vinilo a partir de los 90 porque se consideraba más rentable introducir el CD, con las plataformas digitales vieron que el negocio se les acababa y no tuvieron más remedio que volver a lanzarlo», afirma.

El retorno a este formato como una relativa moda en plena crisis del mercado físico es una hipótesis compartida por otros vendedores como Antonio Menéndez, socio de la tienda «Alta fidelidad» de Oviedo, quien señala que el número de adeptos al vinilo «sigue siendo muy minoritario».

Según su experiencia, fija la edad promedio del comprador en 45 años, aunque reconoce un aumento de gente joven en la clientela y un crecimiento del consumo a cifras superiores «que las de hace doce años», algo que atribuye al «fetichismo del formato».

En este mercado, primera y segunda mano se erigen como alternativas igualmente relevantes pero claramente diferenciadas: mientras que la segunda mano a menudo ofrece el sonido original de algunas reliquias de la música, la primera mano (preferida por la juventud según Menéndez) pone el foco en lo accesorio: la portada, los libretos y el disco como un objeto bello.

«Ante un lanzamiento de un grupo nuevo, yo personalmente elijo el vinilo porque es más impactante, pero no deja de ser verdad que es por la carcasa. El sonido en sí no deja de estar digitalizado y suena muy similar a un CD, pero gana el formato, con esas portadas que son obras de arte, el ritual de la aguja…», señala Díaz.

Sus detractores recuerdan una costumbre que durante un tiempo afeó la calidad del sonido y enfatizaba el «postureo» de este tipo de consumo, la de reediciones que se limitaban a imprimir en este formato masterizaciones digitales y comprimidas de álbumes publicados cuando el vinilo había desaparecido de las tiendas y lo que se imponía era el CD o, peor, el MP3.

Otros «gourmets» del audio recuerdan sin embargo que frente a los 130 gramos usados habitualmente en la fabricación de ejemplares de los años 80, sin apenas espacio entre los surcos de las canciones, hoy por hoy no se distribuyen vinilos por debajo de los 180 gramos, con ediciones cada vez más trabajadas.

Desde ‘La Metralleta’, decana tienda musical de segunda mano en Madrid, señalan el gusto por «lo retro» como relevante en la nueva vida del disco y, ante el mayor consumo de música en digital, contemplan a Spotify y apps similares como complementarias. «Si lo quieres en formato físico es porque eres coleccionista», afirman distinguiendo el perfil del comprador de elepés del consumidor esporádico de música.

Entre las adquisiciones más singulares que han materializado en ese negocio, destacan un «maxisingle» de Michael Jackson vendido a Francia por unos mil euros, mientras que en ‘Record Sevilla’ recuerdan haber estado en posesión de un primer single de Pink Floyd. Desde ‘Alta Fidelidad’ destacan la peculiar figura del coleccionista de discos con erratas y señalan a los que «vienen buscando milagros en cajas de discos de tres euros».

Ahora, por otro lado, la continuidad de la moda del vinilo se encuentra amenazada por la subida en los precios de sus materias primas, papel y petróleo. Esto, señala Menéndez, lo convertiría en «un artículo de lujo» agravado por un IVA del 21 % que considera excesivo. «Nuestro IVA debería ser como el de los libros (un 4%)», afirma. EFE