Amor en el postmodernismo

Marco Carrión Calderón

Se considera postmoderna la época desde 1970; en ella se ha dado un incremento explosivo de las tecnologías de la información y se puede disponer de gran cantidad de materiales que aparecen como anónimos. En este ambiente hay una notable fragilidad de los vínculos humanos, como el Amor, sin solidez, calidez, fugaces y superficiales.

En verdad eso no es eso ni bueno ni malo. Es diferente de las épocas en que esa forma de relación se basaba en la concepción romántica. No tiene que ser igual que en el pasado.

Al amor con esas características actuales se llama Amor Líquido. Se ve las relaciones fuertes como un peligro para la autonomía personal. De allí que la idea del matrimonio “hasta que la muerte nos separe” se entiende como un plazo inasumible pues en las sociedades actuales se imponen las normas del “usar y tirar”. Las intenciones de la unión, por lo tanto, son modestas, vivir juntos, “en pareja” mientras buenamente se quiera y se pueda.

Las relaciones por Internet son el modelo que se aplica al resto de relaciones de la vida real. “Más que relaciones se busca conexiones pues estas no necesitan implicaciones ni profundidad; en las conexiones cada uno decide cuándo y cómo conectarse y siempre puede pulsar la tecla suprimir. Se puede multiplicar los encuentros interpersonales, lo que les confiere un carácter fugaz, desechable y superficial. Las relaciones virtuales están provistas de las teclas suprimir y spam que protegen de las pesadas consecuencias (sobre todo, la pérdida de tiempo) de la interacción en profundidad.

En buena medida se considera que el amor líquido, es decir ligero, sin mayor compromiso, es una alternativa que permite mantener la independencia individual y personal que se considera una necesidad vital en este tiempo postmoderno. Hay autores que sostienen que, tradicionalmente, las mujeres “amaban sólido” mientras que los hombres “amaban líquido”. Por ello propone replantear la cuestión en términos de “¿por qué ahora las mujeres también aman líquido?” Una posible respuesta sería que una premisa para poder amar líquido es el tener una independencia personal que pueda llevar a plantearse el amor como una amenaza a esta. (O)