Despechados

Ana Abad R.

No es una percepción de pocos, es una realidad manifiesta la grave descomposición ética, jurídica y política en la que nos encontramos. De acuerdo a las últimas encuestas realizadas por Click Report el poder legislativo, judicial y ejecutivo son las instancias del Estado ecuatoriano que peor calificación reciben sobre su gestión, grado de credibilidad y confianza entre la ciudadanía encuestada. Esto, cuando faltan pocos días para la convocatoria a los comicios seccionales y cuando sólo el 13,59 % de las personas encuestadas confían en algún partido político y apenas un 20,31 % cree que la situación económica del país es buena, al tiempo de mirar a la delincuencia, desempleo, crisis económica, corrupción y narcotráfico como los problemas más graves del país junto a la mala administración pública. Frente a esta cruenta realidad, se vuelve una imperiosa necesidad que la sociedad civil asuma la responsabilidad ética por realizar el bien común y, por tanto, es urgente fortalecer nuestra memoria política para no caer en las maquiavélicas y terroríficas campañas electorales populistas que se avecinan y que saben bien cómo aprovechar el hambre atrasada y las múltiples, urgentes e insatisfechas necesidades de un cada vez mayor número de familias ecuatorianas. (O)