Cambios en la distancia con el poder

Cecilia Ugalde Sánchez

Geert Hofstede define cultura como “la programación colectiva de la mente, que distingue a unos miembros de un grupo o categoría de personas de otros”.  Hofstede y sus colaboradores plantean un modelo de seis dimensiones de la cultura nacional, que representan preferencias que distinguen a los países entre sí. 

Están disponibles los resultados de la cultura nacional de los ecuatorianos en cuatro de estas seis dimensiones, una de estas dimensiones se denomina distancia con el poder, y trata del hecho de que no todos los individuos de las sociedades son iguales, y expresa la actitud de la cultura hacia esas desigualdades.  La distancia con el poder se refiere a la medida en que los miembros menos poderosos de las instituciones y organizaciones dentro de un país, esperan y aceptan que el poder se distribuya de manera desigual. 

El asunto fundamental en esta categoría consiste en la manera en la que una sociedad maneja las desigualdades entre las personas.  Las personas en sociedades con un alto grado de distancia con el poder aceptan un orden jerárquico en el que todos tienen un lugar y que no necesita más justificación. En sociedades con baja distancia al poder, las personas se esfuerzan por igualar la distribución del poder y exigen una justificación de las desigualdades.

Con 78 sobre 100, Ecuador tiene uno de los puntajes más altos en esta categoría, es decir, con ese resultado somos una sociedad que acepta las desigualdades entre las personas, desigualdades que a menudo, están relacionadas con la raza y la clase social. Sin embargo, la historia reciente apunta a que este distanciamiento con el poder está cambiando, y que lejos de aceptar las desigualdades empezamos a exigir una mejor distribución del poder y disminución de las desigualdades. (O)

@ceciliaugalde