Luego de celebrar el subtítulo con Azuay en los Juegos Nacionales Prejuveniles, el cuencano Santiago Sánchez se vinculó al Independiente del Valle por tres temporadas.
El sueño de llegar a uno de los clubes emblemáticos del balompié nacional empezó en el Interjardines en representación de la Escuela ABC.
En esos primeros pasos hasta hace poco en las categorías formativas del Gualaceo SC estuvo siempre presente el profesor Diego Suqui. “Es como me segundo padre, la verdad, porque me ha ayudado desde los cinco años a progresar como persona y como futbolista”.
Fue convocado por Diego Martínez a dos microciclos de la Preselección Nacional U17. “Es una experiencia muy bonita ya que compartes con chicos de otros clubes, hasta puedes mejorar en tus capacidades. El profe me ha ayudado bastante a acoplarme porque el ritmo de juego es muy alto”.
El 12 de agosto fue parte de la Selección del Azuay que venció 5-1 a Sucumbíos en el Estadio Homero Andrade, de Chone, y obtuvo la medalla de plata en los Juegos Prejuveniles.
“En lo personal me fue súper bien, metí siete goles en seis partidos”. Los profesores Álex Marca y Suqui le ubicaron como delantero. En el Gualaceo SC jugaba de volante derecho o izquierdo.
Independiente del Valle empezó a seguirle desde hace un año. El lunes 22 de agosto ya se instaló en el Centro de Alto Rendimiento de los Rayados, en Chillo-Jijón.
“Para mi es el mejor club del Ecuador”, señala y añade que continuará sus estudios en el colegio ReinventED IDV, que inauguró el club pichinchano el pasado 14 de febrero para complementar la formación de sus futbolistas.
Siempre vio jugar a Antonio Valencia en el Manchester United. Con ese espejo algún día espera representar al Ecuador y jugar en un club de España.
Se considera un futbolista muy rápido con el balón y con buen regate. Pero más allá de esas características, siempre está dispuesto a dejar el 200 % en la posición que le pongan los entrenadores.
Santiago sabe que siempre tendrá el apoyo de sus padres Pedro Sánchez e Isabel Barros y de su hermana menor Paula (9 años).
“Al principio no le gustaba verme jugar. Siempre quería que terminaran pronto los partidos. Ahora le gusta bastante el fútbol hasta a veces me reclama por no meter goles”.
