Remembranzas (II)

Jorge Dávila Vázquez// RINCÓN DE CULTURA

Del 6 al 11 de noviembre de 1978 se celebró el Primer Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana, haciendo realidad lo imaginado por quienes los soñaron.

La Revista CULTURA del Banco Central, en su número 3, le dedicó un monográfico al evento, recogiendo los textos de ponencias y comentarios que se presentaron, que dividió en cinco secciones: Novela, Cuento, Poesía, Teatro, Ensayo; y Temas teóricos generales, un total de casi 500 páginas.

Si bien había materiales prescindibles, hubo otros fundamentales, expuestos en el simposio, y que, con el paso del tiempo se convirtieron en fuentes de consulta imprescindibles.

Vale destacar la presencia de dos ecuatorianos, profesores en universidades norteamericanas y residentes en USA, que participaron desde la primera convocatoria y que trajeron muchas novedades, tanto en la actualización de temas como en el tratamiento, me refiero a Antonio Sacoto, cuya exposición sobre la novela nueva se volvió reflexión básica sobre el asunto y Jaime Montesinos (+), que deslumbró con su acercamiento a César Dávila Andrade.

Y estaban muchos que tenían ya un nombre y una situación en el panorama de nuestras letras o que, en poco tiempo, se convertirían en figuras claves de la crítica y el comentario o de la creación: Diego Araujo, Manuel Corrales, Laura Hidalgo Juan Valdano(+), Carlos Carrión, Jorge Velasco(+), Pablo Martínez, Fernando Balseca, Oswaldo Encalada, Julio Pazos, María Rosa Crespo, Ramiro Rivas(+), Alfonso Carrasco(+), Iván Carvajal e Iván Ég üez.

También el nombre mayor de la crítica futura, Cecilia Ansaldo Briones, con un grupo de alumnos de la Universidad Católica de Guayaquil.

Y, por supuesto, había nombres consagrados ya, como Ángel. Rojas, Hernán Rodríguez Castelo, Hugo Salazar y Arturo Montesinos.

Participaron asimismo dos maestros de la Facultad de Filosofía y Letras, Carlos Pérez Agustí y Cristina Cárdenas.

El público vino a las exposiciones con verdadero entusiasmo; todo le parecía novedoso, aprovechó la ocasión para ponerse en contacto con algunos autores a los que quería conocer y convirtió al Encuentro, desde el inicio en una cita cálida, fraterna y de grandes calidades.

El apoyo de la Facultad de Filosofía, docentes y personal administrativo, fue clave, así como el apoyo de la prensa, con Edmundo Maldonado a la cabeza. (O)